/ miércoles 9 de agosto de 2023

Con nuestros niños no; libros de texto a debate

Los libros de texto están a debate. El ciclo escolar está por iniciar y hoy estamos en el actual escenario provocado por el gobierno federal, en el que uno de los materiales de apoyo de mayor relevancia para los docentes y formativo de la infancia muestra errores imperdonables: faltas ortográficas, problemas de contenidos, confusiones de conceptos, e incluso, el vulgar plagio.

El problema inicia por el prejuicio. La actual administración federal tiene una ideología y cree que esa ideología debe extenderse a las niñas y niños, a través de la formación académica. Frente a la ciencia, prefiere el adoctrinamiento y ante a las exigencias por la formación matemática, el gobierno federal ha optado por limitar al extremo el contenido destinado para desarrollar habilidades cuantitativas y ha decidido convertir a los libros de texto en extensiones de sus panfletos políticos. Frente a la exigencia por despertar en la niñez la curiosidad del conocimiento, este gobierno federal ha preferido seguir sus manuales ideológicos de partido político. Tenemos un gobierno federal panfletario que pretende hacer de los libros de texto una extensión de sus prejuicios ideológicos. Eso se llama autoritarismo.

La problemática de los libros de texto tiene varias aristas: convertir y confundir prejuicios ideológicos en contenidos pedagógicos, debilitar secciones fundamentales en el desarrollo curricular de la infancia, desatención del procedimiento para su elaboración, errores que exhiben de forma contundente el descuido en su preparación.

Los contenidos exhiben la ausencia de elementos pedagógicos que refleja su proceso de creación. Conceptos que no se definen, recortes en secciones que son relevantes en la formación cuantitativa, eliminación de lecturas que promovían en estudiantes desarrollo del gusto por la literatura. ¿Qué agravio les han causado Borges, Nervo, Poe, García Márquez para retirarlos de las lecturas? ¿De qué acusan a estos autores que han permitido despertar y desarrollar la pasión por la literatura? ¿Será Tolstói ahora declarado conservador enemigo de la Cuatroté en alguna mañanera? No hay razón pedagógica alguna. Son sus prejuicios doctrinales.

Los errores de procedimiento no son menores. Ya sabemos que a este gobierno federal le gusta legislar al vapor, tomar decisiones sin transparencia, reservar información que legalmente debe ser pública. Sin embargo, el proceso con los libros de texto lo coloca en el absoluto clandestinaje. No hizo una convocatoria abierta para discutir contenidos. No abrió el diálogo para revisar opiniones y contrastar posturas.

No se esperaba mucho de este gobierno, pero ahora han convertido el desconcierto en agravio. Es una ofensa a la niñez. Es una violación a derechos de niñas y niños.

Queda, primero, revisar las opciones legales para definir alternativas frente a textos que no siguieron un proceso de elaboración como dispone la ley. A la docencia, nuestro atento llamado como sociedad para retomar aquellos contenidos cuantitativos, literarios, formativos, didácticos que tenían los textos previos y que despertaban el deseo por el aprendizaje. A los padres de familia, su acompañamiento permanente. Se trata de los derechos de la infancia.

Diputado local y presidente de la Comisión de Hacienda y Fiscalización del Congreso del Estado

@VictorZanella