/ viernes 27 de septiembre de 2024

Hay pronunciamientos para combatir el analfabetismo digital concediendo poca importancia al analfabetismo emocional

Una preocupación creciente en la sociedad lo representa el índice de violencia que se traduce en ansiedad y desesperación, estados de ánimo que producen enfermedades psicosomáticas con una incidencia tal que ocupan los motivos de consulta médica estadísticamente más frecuentes. Los trastornos de ansiedad y depresión en la población se han convertido en temas de salud pública. La conducta antisocial se manifiesta en indistintos ámbitos de la vida: familia, escuela, vía pública, empresa, lo cual refleja su expresión sin distingo de espacios de interacción humana.


Diversas disciplinas científicas se ocupan del estudio de la conducta violenta, sociólogos pedagogos, economistas, psicólogos, entre otros. La procuración de la convivencia y paz social ocupa la mayor atención del gobierno en sus diferentes niveles, toda vez que la gobernanza resulta una aspiración más compleja y lejana de alcanzar.

El fenómeno de la conducta violenta es desencadenado por múltiples factores, no hay una sola causa que la desencadene, inclusive podemos afirmar que la conducta violenta es sólo el síntoma de una enfermedad y no la enfermedad misma, concepto que nos permite un análisis más amplio y profundo que orienta la indagación de su origen y composición. El gobernante, padre de familia, el maestro, el ciudadano, se preguntan ¿cómo enfrentar la violencia? Las respuestas son muy diversas, entre otras señalo algunas de las que se plantean, inclusive como políticas públicas:


· Incrementar los cuerpos de seguridad.

· Dotar de armas cada vez más sofisticadas a los cuerpos policiacos.

· Incremento de las condenas que sancionen la conducta violenta.

· Combatir la violencia con tecnología cada vez más sofisticada que detecte su manifestación.


Como se puede apreciar, se trata de medidas que atienden el síntoma más no la enfermedad.

Estudios del comportamiento humano han desarrollado tesis que explican la manifestación de la conducta violenta en sus dimensiones:


o Empíricas, de lo observable.

o Culturales, como un comportamiento ya ordinario de la convivencia social.

o Estructurales, como un fenómeno que se gesta desde las profundidades de los modelos políticos y económicos.


Cada uno de dichos ámbitos merece una relevancia particular en el estudio científico de su participación etiológica que favorece el comportamiento violento.

Es recomendable que los gobiernos en sus diferentes niveles incorporen profesionales de la psicología, pedagogía en el diseño de estrategias de intervención al manejo científico de la conducta antisocial, ello con la finalidad de construir propuestas de atención que no estén sujetas a ocurrencias o decisiones resultado de creencias dogmáticas del servidor público en turno.

No existe la menor duda de los progresos alcanzados por la humanidad en la ciencia y la tecnología, avances que invariablemente han de contribuir al bienestar social y no representar una seria amenaza para la extinción de la vida misma. Al respecto B. Russel afirmaba "que los descubrimientos de la ciencia y tecnología deben estar acompañados del amor por la humanidad, toda vez que el vínculo amoroso por sí sólo es impotente, así como la ciencia y la tecnología aisladas del amor por la humanidad, representan un grave riesgo para nuestra supervivencia".

En el mundo contemporáneo se postula con singular motivación combatir el analfabetismo digital, reconociendo la importancia por incorporar herramientas digitales que faciliten al niño, joven y adulto la comunicación, la eficiencia laboral y el acceso inmediato al conocimiento, paralelo a ello, planteo la importancia por gestar una cruzada educativa para procurar la alfabetización afectiva, emocional, estructura que observa una pobreza en su composición lo cual nos obliga como ciudadanos de un mundo global a humanizar nuestro viaje terrenal, ignorar su atención representa el perpetuar condiciones que alimentan una cultura de la destrucción y muerte.

Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com

Francisco Javier Zavala Ramírez

Una preocupación creciente en la sociedad lo representa el índice de violencia que se traduce en ansiedad y desesperación, estados de ánimo que producen enfermedades psicosomáticas con una incidencia tal que ocupan los motivos de consulta médica estadísticamente más frecuentes. Los trastornos de ansiedad y depresión en la población se han convertido en temas de salud pública. La conducta antisocial se manifiesta en indistintos ámbitos de la vida: familia, escuela, vía pública, empresa, lo cual refleja su expresión sin distingo de espacios de interacción humana.


Diversas disciplinas científicas se ocupan del estudio de la conducta violenta, sociólogos pedagogos, economistas, psicólogos, entre otros. La procuración de la convivencia y paz social ocupa la mayor atención del gobierno en sus diferentes niveles, toda vez que la gobernanza resulta una aspiración más compleja y lejana de alcanzar.

El fenómeno de la conducta violenta es desencadenado por múltiples factores, no hay una sola causa que la desencadene, inclusive podemos afirmar que la conducta violenta es sólo el síntoma de una enfermedad y no la enfermedad misma, concepto que nos permite un análisis más amplio y profundo que orienta la indagación de su origen y composición. El gobernante, padre de familia, el maestro, el ciudadano, se preguntan ¿cómo enfrentar la violencia? Las respuestas son muy diversas, entre otras señalo algunas de las que se plantean, inclusive como políticas públicas:


· Incrementar los cuerpos de seguridad.

· Dotar de armas cada vez más sofisticadas a los cuerpos policiacos.

· Incremento de las condenas que sancionen la conducta violenta.

· Combatir la violencia con tecnología cada vez más sofisticada que detecte su manifestación.


Como se puede apreciar, se trata de medidas que atienden el síntoma más no la enfermedad.

Estudios del comportamiento humano han desarrollado tesis que explican la manifestación de la conducta violenta en sus dimensiones:


o Empíricas, de lo observable.

o Culturales, como un comportamiento ya ordinario de la convivencia social.

o Estructurales, como un fenómeno que se gesta desde las profundidades de los modelos políticos y económicos.


Cada uno de dichos ámbitos merece una relevancia particular en el estudio científico de su participación etiológica que favorece el comportamiento violento.

Es recomendable que los gobiernos en sus diferentes niveles incorporen profesionales de la psicología, pedagogía en el diseño de estrategias de intervención al manejo científico de la conducta antisocial, ello con la finalidad de construir propuestas de atención que no estén sujetas a ocurrencias o decisiones resultado de creencias dogmáticas del servidor público en turno.

No existe la menor duda de los progresos alcanzados por la humanidad en la ciencia y la tecnología, avances que invariablemente han de contribuir al bienestar social y no representar una seria amenaza para la extinción de la vida misma. Al respecto B. Russel afirmaba "que los descubrimientos de la ciencia y tecnología deben estar acompañados del amor por la humanidad, toda vez que el vínculo amoroso por sí sólo es impotente, así como la ciencia y la tecnología aisladas del amor por la humanidad, representan un grave riesgo para nuestra supervivencia".

En el mundo contemporáneo se postula con singular motivación combatir el analfabetismo digital, reconociendo la importancia por incorporar herramientas digitales que faciliten al niño, joven y adulto la comunicación, la eficiencia laboral y el acceso inmediato al conocimiento, paralelo a ello, planteo la importancia por gestar una cruzada educativa para procurar la alfabetización afectiva, emocional, estructura que observa una pobreza en su composición lo cual nos obliga como ciudadanos de un mundo global a humanizar nuestro viaje terrenal, ignorar su atención representa el perpetuar condiciones que alimentan una cultura de la destrucción y muerte.

Comparto mi correo para continuar orientando a los interesados en temas relacionados a la salud emocional zavalafranciscoramirez@gmail.com

Francisco Javier Zavala Ramírez