/ martes 17 de septiembre de 2024

Nada nuevo bajo el sol, con morena y su 4ª transformación

Muchos conceptos que utilizamos actualmente en temas de organización política, social o de gobierno, tienen su origen en Roma.

Se atribuye también a los gobernadores romanos la frase “al pueblo pan y circo”, que hace evidente la forma de someter a las personas, a cambio de comida y recreación.

Así, el gobernante en turno desvía la atención del pueblo bueno y sabio, de los asuntos que le conviene mantener en otra esfera de discusión.

Parece mentira, sin embargo, así ocurría hace 2000 años en Roma. De ahí la frase “no hay nada nuevo bajo el sol”, que dicho de otra forma, es una alegoría para otorgar al sol calidad de juez en hechos innovadores o que no lo son.

Hablando de jueces, lo ocurrido en torno a la reforma judicial, es una muestra de lo que está dispuesto a hacer morena para garantizar su permanencia política como el partido oficialista.

No hay diferencia entre el mandato de un emperador romano y la petición de nuestro presidente, la instrucción es ejecutar sin mover una sola coma, sin que exista poder humano o institución capaz de interponerse entre los deseos del gobernante y quienes los hacen realidad.

Es abrumador el contexto, ya que los actores políticos debían cumplir su encomienda a toda costa, y fieles a la tradición romana, era necesario desviar la atención de la ciudadanía, evitando su opinión y cualquier intervención.

Ahora es momento del distractor, y en este caso fue un reality show, con 3 menciones del programa, por cada mención a la reforma judicial, según el informe estadístico en redes sociales.

Tras la cortina que nublaba la vista de la ciudadanía, se consumaba el primer acto en contra el país, que morena y aliados cometieron con su mayoría calificada.

La misma mayoría calificada que, doblegando la ley, obtuvieron al apropiarse de escaños que no ganaron en las urnas.

Entre tropiezos, omisiones y acciones cuestionables, en la Cámara de Diputados y Senadores, así como en los Congresos locales, se antepuso a cualquier argumento, la fuerza de ser mayoría.

Haciendo gala de una forma -si se puede llamar así- burda de ejecutar el deseo e instrucción del todavía presidente, a la carrera e ignorando sin empacho alguno todas las leyes o normas que se opongan en el camino.

Intentando ser los primeros en avalar la fechoría y ganar del presidente una palmada en la espalda, los Congresos locales mostraron su arrogante desdén por la opinión de quienes no los consideraron como su opción para representarlos.

¿Dónde queda la democracia? ¿Por qué dejar como último acto de gobierno una reforma que acaba con privilegios y corrupción? Así la urgencia se vuelve cuestionable.

Después de 6 años, podemos concluir que no hay algo nuevo con morena ni su cuarta transformación; peor aún, su autodenominado segundo piso será la sombra que evite al sol, es decir, evitan ser juzgados.

Muchos conceptos que utilizamos actualmente en temas de organización política, social o de gobierno, tienen su origen en Roma.

Se atribuye también a los gobernadores romanos la frase “al pueblo pan y circo”, que hace evidente la forma de someter a las personas, a cambio de comida y recreación.

Así, el gobernante en turno desvía la atención del pueblo bueno y sabio, de los asuntos que le conviene mantener en otra esfera de discusión.

Parece mentira, sin embargo, así ocurría hace 2000 años en Roma. De ahí la frase “no hay nada nuevo bajo el sol”, que dicho de otra forma, es una alegoría para otorgar al sol calidad de juez en hechos innovadores o que no lo son.

Hablando de jueces, lo ocurrido en torno a la reforma judicial, es una muestra de lo que está dispuesto a hacer morena para garantizar su permanencia política como el partido oficialista.

No hay diferencia entre el mandato de un emperador romano y la petición de nuestro presidente, la instrucción es ejecutar sin mover una sola coma, sin que exista poder humano o institución capaz de interponerse entre los deseos del gobernante y quienes los hacen realidad.

Es abrumador el contexto, ya que los actores políticos debían cumplir su encomienda a toda costa, y fieles a la tradición romana, era necesario desviar la atención de la ciudadanía, evitando su opinión y cualquier intervención.

Ahora es momento del distractor, y en este caso fue un reality show, con 3 menciones del programa, por cada mención a la reforma judicial, según el informe estadístico en redes sociales.

Tras la cortina que nublaba la vista de la ciudadanía, se consumaba el primer acto en contra el país, que morena y aliados cometieron con su mayoría calificada.

La misma mayoría calificada que, doblegando la ley, obtuvieron al apropiarse de escaños que no ganaron en las urnas.

Entre tropiezos, omisiones y acciones cuestionables, en la Cámara de Diputados y Senadores, así como en los Congresos locales, se antepuso a cualquier argumento, la fuerza de ser mayoría.

Haciendo gala de una forma -si se puede llamar así- burda de ejecutar el deseo e instrucción del todavía presidente, a la carrera e ignorando sin empacho alguno todas las leyes o normas que se opongan en el camino.

Intentando ser los primeros en avalar la fechoría y ganar del presidente una palmada en la espalda, los Congresos locales mostraron su arrogante desdén por la opinión de quienes no los consideraron como su opción para representarlos.

¿Dónde queda la democracia? ¿Por qué dejar como último acto de gobierno una reforma que acaba con privilegios y corrupción? Así la urgencia se vuelve cuestionable.

Después de 6 años, podemos concluir que no hay algo nuevo con morena ni su cuarta transformación; peor aún, su autodenominado segundo piso será la sombra que evite al sol, es decir, evitan ser juzgados.