GUANAJUATO, Gto. (OEM-Informex). Había que celebrar el centenario de Astor Piazzolla, sí, pero también había y era momento de celebrar la vida, después de todos los problemas por los que ha pasado la humanidad.
“Quizá éste sea uno de los días más felices de nuestra vida, estamos volviendo a tocar después de mucho tiempo y compartiendo con este público este escenario tan querido por nosotros, compartiendo esta sensación de volver a la música presencial y con la que podemos superar todos los problemas que nos han pasado a la humanidad. Disfrutemos todos juntos de esta noche tan especial, agradezcamos estar presentes aquí y vivamos intensamente este momento”, fue el discurso que Marcelo Rodríguez Scilla, fundador de la Camerata Porteña, proyecto enfocado para llevar la música de “El gran Astor” a todos los rincones el mundo y que después de cinco años se volvía a presentar en el Festival Internacional Cervantino.
Verano Porteño y Otoño Porteño arrancaron la velada de tango en la Alhóndiga de Granaditas, escenario ideal para el proyecto que a pesar de que se estuvo madurando por semanas, por meses, por fin pudo ver la luz en Guanajuato.
Marcelo Rodríguez Scilla y los músicos que le acompañaron no ocultaron su emoción de volver a tocar en vivo. En tercer tiempo llegó Preludio en la noche, escrita por Alejandro Gordo y el propio Marcelo Rodríguez Scilla.
Decarísimo, Los pájaros perdidos, El gordo triste, Nuevamente, Onda nueve, siguieron en el set de la noche. Pero Marcelo Rodríguez Scilla hizo una pausa y presentó a la Orquesta de Cámara de Zapopan, para dar paso a Invierno Porteño y Fuego y Misterio llegaron con los arreglos de cuerdas, tambores y metales que acompañaron al bandoneón que en cada nota evocaba al músico marplatense.
Oblivion, una de las grandes obras de Piazzolla, resonó en la Alhóndiga de Granaditas. Marcelo Rodríguez Scilla pidió a los asistentes cerrar levemente los ojos “porque esta música es sublime y disfrutable”.
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Marcelo Rodríguez Scilla añadió que finalmente después de tanto tiempo, fue un gusto presentarse y se despidió diciendo.
“Buenas noches Guanajuato, Gracias por hacer una noche inolvidable”.
El público que se dio cita, brindó un aplauso de pie para despedir esta inolvidable noche, regalando Libertango, compuesta por Astor Piazzolla.