Poco se puede esperar del representativo de Irán, pero no por su calidad de juego, más bien porque para cumplir con su objetivo deberá frustrar las aspiraciones de España y Portugal, dos de las candidatas al título.
Nunca se ha clasificado a los octavos de final y sus participaciones han ido de más a menos, sin embargo, en este su segundo Mundial consecutivo, tiene como argumentos cierta madurez y el haberse clasificado a Rusia 2018 con una asombrosa marca, en la que no recibió ningún gol en 12 partidos.
Su técnico, Carlos Queiroz, tiene la experiencia de haber dirigido al Real Madrid y a la Selección Portuguesa. Y aunque no cuenta con jugadores de talla mundial, puede ilusionarse con al menos conseguir un triunfo, ante Marruecos.
La mitad de esa responsabilidad caerá en Sardar Azmoun, quien no ha tenido una gran temporada con el Rubín Kazán de Rusia, pero que en la eliminatoria mundialista fue de vital importancia; mientras que la otra mitad estará, evidentemente, a cargo de la defensiva.