En el día supuestamente marcado por la “mala suerte”, martes 13 de Junio, salimos a las calles del centro histórico de León Guanajuato para indagar sobre la creencia en esta superstición arraigada en la sociedad. Aunque la mayoría de las personas entrevistadas negaron creer en la mala suerte y destacaron la importancia de forjar su propio destino, algunos indicios sugieren una tendencia hacia la cautela.
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La asociación del Martes 13 con la desgracia tiene sus raíces en la figura del dios romano Marte, el señor de la guerra, cuya influencia en la vida cotidiana de los romanos era tomada muy en serio. El carácter violento y conflictivo de esta divinidad no lo hacía propicio para situaciones favorables, como bodas o negocios. La convergencia de la tradición romana con la cristiana habría llevado a la creación de la idea de que el Martes 13 es un día de mala suerte.
En nuestro recorrido por el centro, encontramos que la mayoría de las personas rechazaron la existencia de la mala suerte. Para ellos, todo reside en la mente de cada individuo, quien tiene el poder de influir en su propio destino. La sociedad pareciera haberse vuelto menos supersticiosa a simple vista. Sin embargo, había indicios sutiles de que algunas prácticas evitativas persisten.
Al preguntar sobre el motivo por el cual evitaban pasar debajo de una escalera en la acera, a pesar de no creer en la mala suerte, un ciudadano nos confesó que prefería no arriesgarse “por si acaso”. Este comportamiento ambivalente sugiere que, si bien la creencia en la mala suerte puede estar en declive, aún existen restos de precaución arraigados en la cultura.
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Obtuvimos respuestas como: “Ni creo, ni dudo”, “Yo no le llamo mala suerte, es lo que uno trae en la mente”, “Uno mismo atrae la negatividad o la mala suerte”.
Las declaraciones de los ciudadanos entrevistados reflejan posturas de negación ante la mala suerte. Afirman firmemente que la mala suerte no existe, sin embargo, sus acciones dicen lo contrario. Existen quienes señalan que la negatividad o la mala suerte pueden ser atraídas por cada individuo, en función de sus pensamientos y actitudes. Para ellos, la mala suerte es simplemente el reflejo de la mentalidad que uno lleva consigo.
En resumen, nuestra exploración en el Martes 13 revela una sociedad que en su mayoría niega la creencia en la mala suerte, enfocándose en la capacidad de cada individuo para determinar su propio destino. Sin embargo, persisten ciertos comportamientos cautelosos, sugiriendo que, aunque la superstición pueda estar disminuyendo, la percepción individual sigue siendo influenciada por restos de creencias arraigadas en la cultura popular. La cuestión de si la mala suerte es real o meramente una construcción de la mente sigue siendo objeto de debate, dejando espacio para interpretaciones y reflexiones personales.