La comida, como recompensa, es un método muy utilizado en niños y son de las estrategias más frecuentes en padres que utilizan este método, por mencionar un ejemplo: 'si te comes la verdura, podrás comer el helado que desees'.
Pero atrás de estos existe un grave problema con este tipo de alimentos llamados de “Antojos”, que induce a las personas a hacerse adictas a ciertos ingredientes y más los niños.
En el sitio web de la escuela de Salud Pública de la Universidad de Harvard y consultado por el laboratorio de Datos contra de la Obesidad (LabDO), se publicó un artículo titulado “Cravings”, en el cual advierte que más allá de catalogar a las personas como adictas aciertos ingredientes y productos como el azúcar o el chocolate, es fundamental observar e intentar comprender la compleja interacción de los mensajes cerebrales que derivan en la necesidad de ingerir o premiarse con una comida.
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Las drogas y los alimentos comparten varias propiedades que contiene poderosos efectos de refuerzo que están mediados por aumentos abruptos de dopamina (es frecuentemente considerada como la causante de sensaciones placenteras y de sensación e relajación) en el sistema de recompensa del cerebro.
Cuando se comen ciertos productos, las neuronas en la región de recompensa se vuelven muy activas, creando sentimientos de placer muy positivos por lo que queremos seguir buscándolos con regularidad.
Los especialistas ha dicho que estos productos, también conocidos como “hiperpalatables” (alimentos procesados con combinaciones atractivas de azúcar, grasas, carbohidratos y sodio que activan los circuitos neuronales de la recompensa cerebrales), que pueden estimular la liberación de hormonas metabólicas del estrés y del apetito incluidas las insulina, el cortisol, la dopamina, la petina y la grelina las cuales juegan un papel crucial en los antojos.
La revista Biological Psychology publicó otro artículo científico, en donde sostuvo que los alimentos gratificantes a través de efectos condicionantes y de refuerzo estimulan las hormonas metabólicas con tanta frecuencia que podrían interferir y alterar la forma en que el cerebro procesa las señales que derivan en antojos, a pesar de haber comida suficiente.
También en un estudio de la revista Nutrition Reviews de la Universidad de Oxford, las similitudes que tiene las drogas y los alimentos sabrosos apuntan a que ambos activan los circuitos de recompensa tanto en animales como en humanos, y se afirma que los dos alimentos activan las regiones de aprendizaje de recompensa y la dopamina.
Cuando se habla de la adicción se piensa de inmediato en el consumo de alcohol o drogas y suele no reparase en un segundo grupo de conductas adictivas, entre ellas la adicción a la comida.
José Ramón Alonso, neurobiólogo catedrático de la Universidad de Salamanca, señaló que el consumo crónico de alimentos apetitosos o palatables de alto contenido en grasas y azúcar, conduce al desarrollo de obesidad y diabetes así como alteraciones cognitivas.
Ante esta situación, los expertos proponen hacer ejercicio de atención plena, conocidos como minifulness (técnica de relajación que nos enseña a tomar conciencia plena de nuestras emociones con el fin de eliminar la ansiedad en ciertas situaciones), mientras se come, de cómo utilizar los sentidos para concientizar plenamente lo que degustamos, este proceso refiere a ralentizará el proceso de comer y prestará mas atención a la señales del hambre y saciedad y evitará comer en exceso.
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Fuentes:
1.- Cravings. Harvard T.H. Chan. School of Public Health. Harvard University
2.- Role of addiction and stress neurobiology on food intake and obesity. Biological Psychology. (2018)
3.- Food reward system: current perspectives and future research needs. Nutrition Reviews. (2015)
4.- Grasas, dopamina y recompensa (2017)
5.- Overeating? Mindfulness exercises may help. Harvard T.H. Chan. School of Public Health. Harvard University