León, Gto.- (OEM-Informex).- La depresión y ansiedad, sueño, vigilia y exaltación, son una causa de la mala alimentación que repercute en el funcionamiento del cerebro.
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La restricción de calorías, es una dieta inferior en un porcentaje específico de calorías que la dieta normal, pero que incluye todos los nutrientes necesarios y que, de acuerdo a los especialistas de la salud, mejora la calidad de vida y retrasa el envejecimiento.
En el funcionamiento del cerebro, este tipo de alimentación mejora el desempeño de la memoria de reconocimiento, aumenta el volumen de materia gris y una mayor conectividad funcional.
Estos fueron algunos de los beneficios que especialistas observaron al someter a una restricción calórica a un grupo de mujeres con sobrepeso y obesidad, lo que demostró que la estructura y funcionamiento del cerebro pasa por el tipo de alimentación que llevan a cabo las personas.
En la revista científica de la Universidad de Oxford Cerebral Cortex y consultado por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), se publicó un estudio que demuestra en sus resultados la relación de la pérdida de peso por la reducción de la ingesta calórica, con el aumento en la velocidad de procesamiento, capacidad de aprendizaje, memoria restrasada, funciones ejecutivas, reducción de la depresión, así como cambios estructurales y funcionales del cerebro.
Por su parte, el genotipo individual, el cuidado durante la infancia, las interacciones sociales, el estrés, algunas enfermedades, factores ambientales y la nutrición, son algunos de los factores que señala la investigación publicada en la revista Nutrition Reviews, respecto a la reducción calórica.
El mismo estudio refiere que al buscar cómo repercute lo que se come en las funciones del cerebro relacionadas con estados mentales y anímicos, como son la depresión y ansiedad, el sueño, vigilia y excitación, ente otros.
Se corroboró que la señalización neuronal está mediada por la liberación de neurotransmisores y estos responden en mayor o menor grado a los componentes de una dieta, lo que influye en la producción de serotonina (regular el humor, el sueño, el apetito, el ritmo cardíaco, la temperatura corporal, la sensibilidad y las funciones intelectuales); histamina (ayuda a su cerebro a mantenerse despierto); dopamina (regula la conducta motora, la emotividad y la afectividad); tiramina (ayuda a regular la presión arterial) y norepinefrina (aumentar la presión arterial baja).
El trabajo también comparte información sobre las dimensiones en las que impacta la forma de alimentación, los expertos las dividen en cinco: desarrollo cerebral, redes de señalización y neurotransmisores, cognición y memoria, equilibrio entre la formación y degradación de proteínas, y los efectos de deterioro a partir de los procesos inflamatorios crónicos.
Si se tiene una dieta mediterránea, es decir, a base de vegetales y con pequeñas cantidades de carnes de res, pollo y pescado, es posible que haya menor deterioro cognitivo, efectos antidepresivos y reducción en las probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular.
En datos más recientes, la Academia Estadounidense de Neurología, compartió un trabajo observacional en el que se detectó que los flavonoides (sustancias químicas que dan a los vegetales sus colores brillantes, pueden ayudar a frenar los frustrantes olvidos y la leve confusión que padecen las personas mayores con el avance de la edad y que puede caer en un diagnóstico de demencia.