Guanajuato, Gto. (OEM). Entre las personas que han dado voz y vida a Radio Universidad de Guanajuato, que está cumpliendo 63 años de transmisiones ininterrumpidas, se encuentra Beatriz Vargas San José, quien inició su historia radiofónica hace 24 años.
Beatriz Vargas San José actualmente dirige varias barras de música clásica y contemporánea, produce los programas “Marginal” y “Por fin el fin”, uno de los primeros proyectos con los que Radio UG procuró introducirse a las redes sociales, además de que conduce la transmisión de los conciertos en el Museo Iconográfico del Quijote.
“No todo el mundo sabe que la Universidad tiene una radio, aunque sus intereses sean afines a la música o la ciencia; por ejemplo, en mi adolescencia, yo buscaba en dónde escuchar música clásica y nunca la encontré; incluso, muchos de mis compañeros en la Escuela de Música, donde estudiaba flauta, no sabían que existía”, recordó Beatriz Vargas, quien rememora la época en la que realizó su mudanza desde la Ciudad de México a tierras guanajuatenses.
Sus inicios en Radio UG
Beatriz Vargas San José contó que su primer contacto con Radio UG ocurrió por la recomendación de un amigo para que pudiera realizar el servicio social. Entre sus primeras tareas que desempeñó fue el ayudante del noticiero en turno y sus actividades consistían en recortar y ordenar los encabezados de las noticias estatales. Tiempo más tarde, como estudiante de Historia, propuso un proyecto de música clásica, del cual fue programadora.
“Cuando conocí Radio UG me di cuenta, y sigo pensando, que era un patrimonio de la sociedad, no sólo de los habitantes de Guanajuato, sino de muchos lugares a donde llega la señal; me han dicho que, desde Morelia, pasando la laguna, comienza a escucharse. En esa época, la amplitud modulada era mucho más frecuente, ahora cuesta trabajo, hay mucha interferencia”, dijo.
Evolución y adaptación
Entre los recuerdos significativos de Beatriz Vargas San José y cómo fueron los cambios de la radio desde entonces, está cuando ella, como reportera del Festival Internacional Cervantino, andaba con una grabadora portátil de carrete abierto y micrófonos cargados al hombro o el esfuerzo que se requería para realizar una programación manual sin repeticiones y las transmisiones de los conciertos de la OSUG de las que fue conductora.
“Me sorprende cómo pudimos funcionar tantos años con el material de la fonoteca, ahora me parece muy chiquita. Cuando llegué, hacíamos torrecitas de discos compactos e indicábamos en una guía los tracks de cada uno para la persona encargada. Las tareas estaban muy delimitadas; había gente en cabina siempre, mientras otros hacíamos la programación; así aprendí sobre música de todos los tiempos. Ahora, la producción es una labor de investigación, curaduría, locución y edición”.
Público fiel de Radio UG
Otros cambios cruciales en la historia de Radio UG fueron la ampliación del horario de transmisión, al unificarse las frecuencias, pues primeramente eran 8 horas, luego pasaron a 11 horas y finalmente a 24 horas.
Beatriz Vargas aseguró que la base de la audiencia de Radio UG es muy fiel. De forma paralela considera que el cuidado y la renovación del equipo técnico es indispensable para la permanencia de la radio, además de la transición al soporte digital sin perder el contacto con la gente mayor, audiencia cuya lealtad a las transmisiones y contenidos permanece vigente.
“Los aparatos tienen un tiempo de utilidad, hay que asegurar la estrategia para seguir siendo cercanos a nuestro público de toda la vida, que nos sintoniza de manera tradicional porque no cuenta con aparatos nuevos o porque esa es la manera en la que prefiere escuchar radio”, añadió.
En cuanto a la creación de contenido, Beatriz señala el reto de generar materiales oportunos, interesantes y relevantes para todas las edades, sin perder de vista el espíritu universitario, para que sea atractivo tanto para la audiencia habitual como para las nuevas generaciones digitales.
“Para mí, Radio UG ha sido un resguardo y un alimento para vivir de manera alternativa en un mundo muy homogéneo o que demanda un deber ser, un refugio para los raros”, finalizó.