León, Gto.- Para empezar, el Director General y principal portavoz del archivo, Rodolfo Herrera Pérez aclara que en primer lugar, el nombre correcto de un “Altar” no es propio, si no que el término adecuado es “Ofrenda”.
“Le estamos ofreciendo a las personas que ya no están con nosotros una ofrenda de lo que en vida les gustaba, por eso, al ofrecerles les estamos recordando, homenajeando y evitando que se olvide su memoria” aclaró el Director Rodolfo Herrera.
El agua: simboliza la fuente de la vida y es necesaria para saciar la sed del difunto después de su largo viaje para volver al mundo de los vivos.
La tierra: son los frutos que nos dan de comer; maíz, calabaza, garbanzo y frijol. Las flores sirven para encontrar el camino hacia el altar, la más común, el cempasúchil que, por su color como el sol y su fuerte aroma, sirve para mostrar el camino.
También la flor de terciopelo, mano de león o cresta de gallo, cuyo color va desde el rojo carmín hasta el morado, que significa el duelo; y la nube, flor blanca, es la preferida cuando se trata de un muerto "chiquito", es decir de un difunto niño.
El aire: representado con el papel picado, que al moverse nos anuncia la llegada de los difuntos. Da alegría y color a la ofrenda.
El fuego: las velas, velas, cirios o veladoras, significan la fe y la esperanza e iluminan el camino de las ánimas.
Calaveras: recuerdan que la muerte es parte de la vida y que todos somos mortales. Pueden ser de azúcar, chocolate, barro.
Arcos: se elaboran con flores de cempasúchil o frutos para representar el paso entre el mundo de los muertos y el de los vivos.
Fotografía del difunto: las ofrendas pueden estar dedicadas a una o a varias personas, no importa el número.
Imágenes religiosas: según la devoción que tenía el difunto o la familia que lo recuerda.
Sal: purifica y sirve para que el alma no se corrompa, en su viaie de ida y vuelta. Se forma una cruz con ella, que en las culturas mesoamericanas señala los cuatro puntos cardinales para orientar al difunto y para la cultura católica, fruto de la influencia española, la cruz significa la resurrección que redime.
Copal: se quema en un sahumerio y sirve para limpiar al lugar de los malos espíritus para que el alma pueda llegar a la que fue su casa sin ningún peligro.
Pan: el más común es el que tiene forma circular para referirse al ciclo de la vida y la muerte. En medio tiene una bolita que simboliza el cráneo del difunto, las tiras en cruz representan los huesos de los que todos estamos formados.
Objetos personales: aquellas cosas materiales que alegraban al difunto: sus alimentos favoritos, un libro, una copa de vino, tequila, una raqueta, chocolates, cigarros o juguetes si se trata de un niño.
Hay otros objetos que, según la tradición de la región, el pueblo, la familia o la persona que lo monte suelen estar en una ofrenda.