León, Gto. - Este mes de diciembre llegan las familias con nostalgia a los panteones de la ciudad para decorar las tumbas de los ausentes. Prenden las velitas, llevan nochebuenas, arbolitos de navidad, piñatas y hasta les ponen villancicos.
Con plegarias a Dios piden las personas por el eterno descanso de su ser querido, voltean hacía el cielo como si los estuviera observando desde arriba. Arreglar su lápida es como decirles “Te amo, no te he olvidado”.
Al Panteón San Nicolás acudió la señora Rosa Peñones Palacios en compañía de sus hijas y nietos a ver a su esposo Ignacio quien fue gran persona y excelente padre de familia.
Ellas llegaron con una playera impresa con el rostro de su padre y la fecha en que murió, a pesar de que han pasado tres años de su ausencia no dejan de visitarlo y dependiendo de la temporada son los arreglos que llevan.
Esta vez se esmeraron más de la cuenta debido a que Navidad era la fecha que más disfrutaba el señor Ignacio porque la pasaban todo en familia, mientras que su esposa y sus hijas preparaban los tamales y la cena.
“Venimos cada 15 días y lo adornamos cada temporada, para el Día de Muertos, Navidad, Día del Padre y todas las festividades, queremos que sepa que no olvidamos nunca. A veces vienen unos a veces otros, pero siempre estamos con él”, comentó la señora Rosa.
En su tumba también tiene el rostro de un León y esto es porque le gustaba el fútbol y su equipo predilecto era “La Fiera”, sus flores frescas o artificiales nunca le faltan porque a un padre que fue un ejemplo en vida siempre se le seguirá recordando con amor desde donde esté, eso es lo que comentan sus hija.
Es la tercera navidad que pasan sin él, pero para no sentir tanto su ausencia su esposa e hijos acuden cada 15 días, se reúnen, conviven, recuerdan grandes momentos que vivieron juntos, le rezan y se marcha, no sin antes platicarle cómo les ha ido y lo difícil que es su ausencia de la cual han tenido que sobrellevar.
Y es que para estas fechas se “carga” un poco más el dolor de que en un ser querido ya no esté presente y en medio de ese duelo su fortaleza de la familia de Rosa e Ignacio es seguir juntos y unidos.