Las peregrinaciones para visitar a la Virgen de San Juan de los Lagos desde diferentes estados y ciudades de la República, incluidas León, comenzaron alrededor de los años de 1850 y están llenas de historia, leyendas, de vida, muerte, pero sobre todo fé.
En aquellos años, los sanjuaneros comenzaban a peregrinar los primeros días de diciembre y con ellos se abrían las fiestas navideñas, de acuerdo a información del Archivo Histórico Municipal de León.
Caminaban entre el polvo por la calle Real de Guanajuato, hoy Madero, desde sirvientas, labradores y obreros, que tenían que llegar a los pies de la virgen para pagar alguna manda o milagro que recibieron durante el año.
Sin embargo, no todo ha sido fé, pues la historia de los sanjuaneros se ha llenado de sacrificios que algunos han pagado con la muerte como ocurrió en 1953, cuando los peregrinos se resistían a obedecer las órdenes sanitarias y evitar contagios de enfermedades con tal de cumplir con la manda.
En la cabeza de un periódico de aquella fecha, se cita: “Caravanas de Peregrinos Enfermos, un Peligro Para León (sic)”, pues pese a las enfermedades que se habían desatado, no hacían caso a las autoridades.
“(…) Alarmante caravana de enfermos que llevados por el amor de la Virgen se encuentran atacados de gripa u otras enfermedades contagiosas, que pese a las recomendaciones de salubridad para que abandonen la columna y admitan ser internados en un hospital, prefieren llegar moribundos a postrarse de hinojos ante la milagrosa imagen de la Virgen de San Juan de los Lagos”, se escribió en el periódico El Sol de León.
En esa ocasión, la Cruz Roja de Querétaro había reportado al menos 300 enfermos, unos con agotamiento, otros con golpes, aunque la mayoría padecían de enfermedades como gripe. Incluso, se registró la muerte de un niño de 10 años de edad, a quien le habían diagnosticado sarampión.
Ese año los peregrinos se protegían del frío en las tiendas de campaña o con fogatas, pues no cargaban ropa caliente más que un cartón en la espalda lo que los hacía todavía más vulnerables.
Así es como con el paso del tiempo se han registrado las historias de los sanjuaneros, unos que por fé han perdido la vida a la mitad del camino, ya sea por una enfermedad o porque fueron arroyados por un vehículo como ocurre en años recientes.
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