El lustrador de calzado un oficio que se resiste a desaparecer

La mayoría de quienes ejercen este oficio son personas de la tercera edad

Rosario Horta | El Sol de León

  · sábado 27 de noviembre de 2021

Efrén Muñoz. Foto: Edgar Camacho | El Sol de León

Uno de los oficios que amenazan por desaparecer es el de lustrador de calzado también conocidos como boleros, actualmente este gremio es integrado por poco más de 40 hombres que en su mayoría son personas adultas mayores que sobreviven el día a día.

La necesidad los ha enseñado a ser emprendedores y enfocarse a arreglar calzado no solo sacarle brillo como platico Efrén Muñoz, a El Sol de León, el valor del lustre es de 30 pesos para recuperar el material y llevar algo de alimentos a la casa es necesario atender por lo menos a 8 clientes.

Con 30 años de experiencia, mencionó que su reto es no contagiarse de Covid-19 y seguir trabajando para llevar un poco de dinero a su esposa, “aunque no aspiro a ganar mucho, para mí sacar lo del día es más que suficiente”.

Dijo que además para complementar ‘el chivo’ se dedica a reparar el calzado pero que es poco el trabajo que llegan a tener debido a que los jóvenes prefieren el uso de tenis y zapato elaborado con sintéticos por su bajo costo que no requiere de mayor cuidado al ser considerados desechables.

Crecieron las deudas

Para Enrique Martínez Hernández quien tiene más de 6 décadas de ejercer el oficio de bolero, explicó que durante la pandemia el problema más fuerte al que se enfrentó fue la falta de dinero “hace 20 años uno podía mantener a una familia esforzándose, pero ahora con las ganancias que tengo no me puedo dar el lujo de ahorrar y la situación cada vez empeora, y en mi caso también tengo muchas deudas”.

Lo cierto es que con el cambio del semáforo a verde más personas acuden al centro de la ciudad y entre llegan algunos clientes que gustan de traer aseado su calzado en algunas ellos comprenden nuestra difícil situación dejan buena propina.

Creemos que con la cercanía del aguinaldo lleguen más clientes para poder tener un respiro y salir de compromisos que se adquirieron durante el tiempo que el centro de la ciudad se mantuvo cerrado y el trabajo se vino en picada para todos, indicó.

Se gana poco

Por su parte Andrés Romero, comentó que ahora, el oficio deja muy poca ganancia, “porque anteriormente había más clientela, la gente se preocupaba más por su persona y el aseo de su calzado”.

Por fortuna algunas personas que prefieren el calzado de piel nos traen hasta de dos pares para darles lustre, claro que procuramos a nuestros clientes ellos en tiempos de pandemia nos ayudaron a seguir “hoy aunque parece difícil seguimos adelante sobreviviendo como parte de un sector que poco a poco tiende a desaparecer, pero seguiremos hasta que el cliente lo pida… después ya veremos”, finalizó.