“Todos somos maestros, todos tenemos algo que enseñar, pero también todos tenemos algo aprender”, es la frase con la que define su vida y su profesión, el profesor Pedro Delgado Robledo, encargado de una escuela rural donde reciba a alumnos que caminan más de 1 hora y media para tomar sus clases.
Hasta el Sauz
El maestro Pedro, está a cargo de la Telesecundaria 795 ubicada en la comunidad de Sauz Seco, cerca de San Antonio del Gigante, Puertos Blancos y Llano Grande, su modalidad es escuela multigrado, es decir imparte clases para los tres grados, lo que implica el triple de trabajo, desde tres planeaciones.
Desde hace 5 años sale a las 7:00 de la mañana en su moto, regularmente hace 25 minutos de su casa a la escuela. Cuando falla su motocicleta llega en carro, pero nunca les falla a sus alumnos.
Desde la secundaria
Compartió que su inquietud por ser docente comenzó desde que estaba en la secundaria cuando conoció a un profesor de historia en la secundaria y le gustó la forma como enseñaba.
➡ Suscríbete a nuestra edición digital
“Hay maestros que te marcan, en mi caso fue un profesor de historia, fue muy raro porque a la mayoría de estudiantes nos aburre la historia, pero él hizo que me gustara mucho la materia y sus clases”.
Decidido a lo que se quería dedicar, se inscribió en la Escuela Normal Superior de Guanajuato, lleva 22 años de servicio magisterial.
Su inspiración
“Mis niños son mi mayor inspiración verlos que están desde antes de las 8:00 de la mañana esperándote eso te mueve y te inspira. Tengo unas niñas que vienen caminando desde las 6:00 de la mañana y llegan a las 7:30 eso te mueve cómo les voy a fallar”.
Como pez en el agua
Siente que está en el lugar correcto, se entiende bien con los jóvenes a un adolescente, como consejo piensa que a los jóvenes no se les puedes dar mucha confianza porque se toman de más: “Me siento como pez en el agua, siendo maestro de secundaria”.
Durante la pandemia su mayor aprendizaje, dice lo recibió de sus alumnos por su adaptabilidad, le dejaron claro que los que deberás quieren estudiar, se adaptan, hacen la lucha y los que no quieren ni aunque estén frente a ellos.
Hoy, como hace 22 años, lo que más le gusta es la convivencia con sus alumnos a veces no tiene un buen día o lo empiezas mal, llega a su escuela y lo refrescan con su energía, lo contagian de la vitalidad que traen, que es una realidad que a veces lo cansan, por el ritmo tan acelerado, pero él se acopla.
Su orgullo
Con más de dos décadas impartiendo clases dice que su mayor orgullo es encontrarse a sus alumnos: “Me siento parte de la formación de algunos como los que están en la Guardia Nacional, Policías, comerciantes”, pero más allá de eso el profe Pedro logró transmitirle su vocación a sus tres hijas, a las cuales les dio clases, aunque lo describe como una experiencia muy difícil, las tres están a punto de recibirse como maestras.
Sus materias
Su materias favoritas indicó que son matemáticas e historia, cree que sigue el patrón de su profesor que lo inspiró con la historia y a las matemáticas, les encontró el lado amable, pues confesó que era enemigo de esa materia y sacaba malas calificaciones, ahora con su experiencia a aprendido como hacer la amistad de los niños y las matemáticas y les demuestra que no son tan malas.
Todos somos maestros
Lejos de lo que se pudiera pensar, él cree que un maestro se hace, al considerar que todos son maestros.
“Sí tienes hijos tú eres maestro, eres quien los va a enseñar, las primera lecciones son de la casa y luego en las tareas les ayudas. Las personas vamos tomando modelos de nuestros papás, hermanos, maestros, y sí te tocó o estudiaste para maestro es más fácil porque lo puedes duplicar con buenos ejemplos, la parte difícil de ser maestro es que tienes que dar el ejemplo”.
Como en todo el profe Pedro, ha pasado por situaciones complicadas como el cambiar su lugar de residencia, cuando le dieron su base en el 2009, se tuvo que mudar al municipio de Victoria, en su traslado sufrió un accidente automovilístico junto a su esposa y sus tres hijas.
“Mis felicitaciones para todos los maestros y para los padres de familia, todos somos maestros”.