León, Gto.- Su nombre es Juan Antonio Reyes Romero, un joven que por circunstancias de la vida pero sobre todo por vocación, llegó hace trece años a las filas del Heroico Cuerpo de Bomberos de la ciudad de León. El día de hoy, cuenta con el grado de Subteniente y es encargado de la Estación Metropolitana número 9, ubicada en la colonia Industrial Santa Crocce.
De administrador de empresas a bombero
Juan Antonio tenía 18 años, estudiaba la carrera en Administración de Empresas en la Universidad Tecnológica de León y atravesaba por cuestiones personales, que lo llevaron a tener que buscar un empleo y decidió sin dudas elegir el noble oficio de ser bombero.
Aunque es una profesión arriesgada el ahora subteniente se dejó llevar por la vocación que sentía, inspirada por un tío y sus primos, quienes también estaban enlistados en la corporación, aunque el primero ya se jubiló. El apoyo de su familia en esta decisión, fue invaluable para él.
“Tuve que dejar los estudios, me faltaban cuatro meses para terminar la carrera. Mi familia me apoyó en mi decisión de ser bombero, aunque les dio tristeza que yo concluyera mi licenciatura, pues era algo que ellos esperaban”. Comentó Juan Antonio, quien recalcó, convencido que este año piensa retomar ese proyecto e iniciar de cero los estudios de licenciatura.
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Es un héroe para sus hijos
El Subteniente Antonio Reyes tiene 32 años de edad y nueve de casado. Sus dos hijos aún son pequeños, la niña tiene 6 y el niño 3 añitos y aunque son muy chiquitos para dimensionar el riesgoso trabajo de su papá, le manifiestan que para ellos es su héroe.
A lo largo de estos trece años de servicio, ha escalado y crecido laboralmente. Inició en la Central de Bomberos en la calle Apolo de la colonia Obrera y hace cinco años, obtuvo el grado de Subteniente con el que ha sido encargado de las estaciones 4, ubicada en Vibar y la número 5 en Ciudad Industrial.
Muchas experiencias
En todos estos años, Juan Antonio ha acumulado todo tipo de experiencias, en las que el miedo está latente.
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“Siempre existe el miedo, claro que lo tenemos, somos personas normales y estamos capacitados para hacer nuestro trabajo y aunque contamos con el equipo adecuado para ejercer nuestra labor, siempre estamos en riesgo, no podemos minimizar ningún servicio, porque hasta un incendio en pasto, puede tornarse peligroso por sencillo que parezca”. Expresó el Subteniente.
Una de sus primera anécdotas fue cuando apenas tenía un año como bombero, que lo enfrentó a sus miedos, pero también a demostrar sus capacidades y comprobar que no se había equivocado de vocación.
“Una fábrica de velas se incendió en Irapuato, esto fue a las diez de la mañana y una hora después pidieron apoyo a León, yo estaba en ese entonces en Central en la Unidad de Ataques y de ahí nos mandaron, duramos 24 horas laborando, regresamos hasta el día siguiente por la mañana, ese servicio fue muy riesgoso debido a los químicos que se consumían, nunca nos habíamos enfrentado a un siniestro de esas magnitudes y demostramos mis compañeros y nuestras capacidades”, recordó.
Otra experiencia en la ciudad de León, fue un incendio en un tanque de gas en el polígono de Los Castillos. Al llegar al lugar vieron la casa totalmente envuelta en humo, lo que impedía la visibilidad y no les permitía llegar al lugar en donde se encontraba el cilindro. Momentos después escucharon una fuerte explosión y fue cuando controlaron el fuego que se dieron cuenta que el tanque había tronado, el riesgo, era que la estructura podría colapsar y caerles encima.
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Lo más difícil
El Subteniente Juan Antonio, está contento con su profesión, en cada servicio siempre piensa en su familia. A lo largo de su carrera ha cosechado buenas amistades y trabaja día con día para demostrar que es mejor persona y bombero. Sin embargo, reconoce que “lo más difícil, es que siempre salimos de casa con la mentalidad de que a lo mejor, ya no podemos regresar”, concluyó.
DATOS
*Trabajan 24 X 48 horas
*Entran a las 08:00 de la mañana.
*Diariamente tienen capacitaciones académicas y entrenamiento físico.
*Tienen horarios para desayunar, comer y cenar.