Representar a Jesús de Nazaret es un compromiso con Dios y con la gente, se debe estar preparado física y espiritualmente para aguantar latigazos, patadas, azotes y golpes que recibe el hombre que encarna al personaje en el viacrucis viviente. Simplemente es un acto de fe.
“Tengo un raspón en la mejilla que me hice en una caída en el tapanco, golpes en la espalda, marcas de los latigazos, las espinas que de repente se clavan en la cabeza es un viacrucis muy real en San Miguel”.
Ray Israel Villegas Terrones, vecino de la colonia la luz, lleva 16 años dándole vida al personaje de Jesús en el Barrio de San Miguel, sin importar el calor, deshidratación, golpes y cansancio que experimenta durante la representación, con amor toma en sus hombros una cruz que pesa casi 100 kilos y cuatro metros de largos, que lleva hasta su “crucifixión”.
“Desde el principio nos advierten a lo que vamos, son golpes, estrujones, patadas, todo es de verdad, de igual manera uno puede decir hasta donde le paren. Los golpes que más me dolieron son los de la espalda baja y abdomen porque sacan el aire, de por si uno va agachado y vas presionando los pulmones con el peso de la cruz y aunado a los latigazos te sofocan y es una pérdida de aire casi total, se siente que te vas al suelo, es un gancho al hígado”.
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A decir de Ray, ese recorrido es un camino de manda y de penitencia ya que devotos antes de iniciar su recorrido se acercan a él con fe para pedir por su salud y la de sus familiares, favores en especiales y hasta le regalan “milagritos” que coloca en la cruz.
“En el camino voy recordando lo que la gente me pide antes de empezar el viacrucis, y cuando ya no puedo pienso en ellos y eso me da fuerza, yo no soy Dios, yo soy un instrumento de él que vive con pasión la vida de Cristo y me gusta que cuando estoy en mi papel en el viacrucis las personas se acerquen y me digan que mi personaje les ha ayudado a cambiar y mejorar”.
Preparación
Para interpretar a Jesús, Ray Villegas, se prepara todo el año realizando ejercicio y su motor son el apoyo de su esposa e hijos y sobre todo llevar una vida espiritual, “que es la parte más pesada pero es la que más ayuda al momento de interpretar a Jesús”.
La Cruz
Para Ray, llevar la cruz en su espalda es el máximo momento porque sabes que dios entrego su vida por la humanidad en la cruz, “dejo de verlo como una tortura lo veo como un plan de amor y más cuando ves la reacción de la gente”.
La cruz de pino de madera que llevó en sus hombros será colocada afuera de su casa. “Esa cruz me gustó mucho, más porque tenía corteza, la que utilizamos anteriormente se pintaba un tono café oscuro y a mi me gustó está última porque sacó un color en rosa al principio y les dije así déjenme porque la cruz de nuestro señor era imperfecta, de madera cruda”.
Su legado
A pesar de que este año Ray dijo adiós a su personaje por motivos de salud, trabajo y otros compromisos, su hijo Ray Isarael Villegas Ramirez, de 11 años de edad, ya se está preparando para continuar con el personaje de Jesús de Nazaret.
“Yo quisiera sentir esa experiencia de ser Jesús porque mi papá es mi ejemplo a seguir. Me estoy preparando física y mentalmente para que a los 15 o 16 años pueda reencarnar a Cristo”.