GUANAJUATO, Gto.- La comunidad minera de Villalpando es un pueblo fantasma que se niega a morir.
El viejo poblado minero, que tuvo su mayor esplendor en la época de la colonia, actualmente sólo tiene un habitante, don Lorenzo Reyna, los demás van y vienen, como cuando llegan a la fiesta del lugar, que se celebra cada primer domingo de cada año.
En un tiempo, se presume que lo poblaron cientos de personas, lo que reflejan las ruinas, como es un gran muro de cal y canto y la iglesia dedicada a San Lorenzo y a la Virgen de Guadalupe y los restos de muros de adobe y piedra al parecer lo que fueron decenas de casas.
En el catálogo de bienes inmuebles de propiedad federal del municipio de Guanajuato, se señala que la iglesia es probablemente de finales del siglo XVII o principios del siglo XVIII, esto es de finales de 1600 o principios de 1700.
En la monografía histórica del distrito minero de Guanajuato, se apunta que el dueño de la mina de San Lorenzo fue el conde de San Mateo de Valparaíso.
El tal conde, según información encontrada en internet, fue un español que nació en Cantabria, Santander en 1676 y murió en Zacatecas el 23 de agosto de 1742. Se llamó Fernando de la Campa y Coss, hijo de hidalgos. Llegó a ser tan rico, que su poder traspasó las fronteras de Nueva Galicia, un territorio mucho mayor que lo que hoy es España, tanto que fue el propietario de la mina de San Lorenzo, del poblado de Villalpando.
Por la misma historia, el pasado del viejo poblado minero, que se dejó de trabajar por algunos años a raíz de la guerra de independencia, debe de ser muy rico, aunque hay muy poca información verídica sobre el lugar.
Después de la independencia una empresa inglesa explotó las minas de la zona, como fue el propio San Lorenzo, El Cubo, La Loca, San Ignacio del Capulín, Nuestra Señora del Refugio y Cebolletas.
Poco a poco el poblado de San Lorenzo de Villalpando se fue convirtiendo en un pueblo fantasma, aunque la mina de San Lorenzo no se dejó de explotar. De acuerdo al censo de 1895 la comunidad de Villalpando tenía aún 815 habitantes. 45 años después, en 1940 su población era ya de solo 220 habitantes.
Claro que el pueblo abandonado, el pueblo en ruinas, invita a imaginar cómo fue en su época de bonanza, en el tiempo de la colonia. Seguramente que lo llegó a visitar el poderoso conde de San Mateo de Valparaíso, quien ganó fama y poder pacificando el inmenso territorio de la Nueva Galicia, persiguiendo a los indómitos chichimecas.
Quien abandona no olvida
Lo que es seguro son los fantasmas, al menos eso afirma la señora Ofelia Hernández, quien tiene 88 años de edad, por lo que nació en 1936. “Me fui muchacha de aquí de Villalpando, pero quien se va no olvida. La gente se va, se fue, lejos. A Monterrey, a León, a la ciudad de México, al otro lado”, dice la señora.
No se descarta que lo que cuenta la señora sea broma, pues lo dice con cierto tono de picardía, a pesar de sus 88 años de edad. Enfatiza que en Villalpando hay muchos fantasmas, porque en el poblado vivió mucha gente y luego se quedó abandonado.
“Quien abandona no olvida. Aquí hay muchos fantasmas, aquí asustan. Hay muchos ruidos en la noche, de la gente que aquí vivió. Una vez mi hijo llegó a la casa llore y llore, dijo que lo venía siguiendo uno. Yo le dije métase para adentro, y esperé al que lo seguía en la puerta y no pasó nadie. Los fantasmas te siguen, te jalan, es que lo que quieren es que pagues sus mandas”.
“Hay gente muy acomedida, no me gusta la gente acomedida, por algo se acomiden. Por eso me quedé sola, aunque traje 12 hijos al mundo. Mi esposo se cayó en un pozo y se ahogó. No me dieron retiro”, cuenta doña Ofelia, quien dice que a ella le gusta mucho la vida, Villalpando y que a su edad no le tiene miedo a los fantasmas.
La gente de Villalpando, quienes asistieron a la fiesta, algunos originarios de ese pueblo y otros descendientes de personas nacidas en el mineral, con quienes se platicó, invariablemente fueron muy amables, se mostraron orgullosos de su pueblo.
El señor Vicente Aguilar dijo que espera que se haga algo para que se sepa de Villalpando, de lo grandioso que fue, de la riqueza que generó, argumentando que a él, le sigue pareciendo un lugar muy bonito, interesante. Añadió que lo que le preocupa es que destruyan lo que queda, que no se respete el lugar.
Lo que comentó el señor Vicente Aguilar es sin duda algo a tomar en cuenta, y en lo que coincide el único habitante del mineral, el señor Lorenzo Reyna, por lo que se tendría que estudiar algunas medidas a implementar para proteger el poblado.
Cabe señalar que lo anterior es importante porque hay gente que ha saqueado el lugar, incluso se informó que hace no muchos años se robaron una corona de una de las imágenes, además un niño dios, y hasta una campana de la torre de la iglesia. Además se señaló que hace décadas se entregó un copón, una corona y otras joyas, a gente que no es propietaria del templo, pues este es parte el patrimonio de la nación.
DATOS:
El pueblo fantasma
Revive una vez al año
NUMERALIA:
1 pueblo
1 habitante
1 enero día de fiesta