GUANAJUATO, Gto.- No fue un concierto de despedida. El mismo Joan Manuel Serrat se encargó de aclarar ello. “Les confieso que voy a dejar de subirme a los escenarios, pero no me voy a despedir de ustedes en ningún momento, como no me voy a despedir de la vida, como no me voy a despedir del sol, como no me voy a despedir de lo que amo”, advirtió.
Lo que sí es cierto es que el de la Alhóndiga de Granaditas fue el último concierto de Joan Manuel Serrat dio en México y lo hizo con un setlist especial para la ocasión.
A las 8:05 de la noche, El Nano, como le conocen al barcelonés particularmente en América, hizo su aparición en el escenario del Festival Internacional Cervantino. “Dale que dale” fue la primera canción que interpretó el cantautor, quien rápidamente se echó a la bolsa a los más de cinco mil asistentes que estuvieron en la Alhóndiga de Granaditas y a los más de tres mil que había en la calle aledaña al recinto histórico.
“Buenas noches a todos, damas, caballeros y parciales en la cuestión, es un placer estar aquí en esta Alhóndiga, tan entrañable lugar para México, para todos los que queremos a México Qué gusto que estén aquí y poder acompañarme en esta noche tan especial”, dijo el cantautor español, quien a sus 78 años demostró que aún tiene mucho por ofrecer en los escenarios, pero la decisión ya la ha tomado y no habrá más para él en el futuro.
“Mi niñez” siguió en la lista de canciones, que sirvió como preámbulo para “El Carrusel del Furo”, la cual escribió para su abuelo, de quien contó no tenía un carrusel ni tampoco se dedicaba a trabajar en ferias, sino que era integrante del Ayuntamiento de su ciudad, “pero eso es lo bello de la literatura, crear personajes, explorar la fantasía”, dijo.
“Lucía”, “Señora”, “Hoy por ti, mañana por mí”, “No hago otra cosa que pensar en ti”, “Cada loco con su tema”, “Nanas de cebolla” formaron parte del repertorio que Joan Manuel Serrat construyó para su presentación en el Festival Internacional Cervantino.
Joan Manuel Serrat se ha caracterizado por no repetir las canciones de un concierto a otro. “Cada uno tiene su momento”, dijo y por ello la atmósfera que creó para su último concierto que dio en México fue especial, más íntima, pues incluso hizo confesiones acerca del origen de sus canciones.
Cuando Serrat comenzó a cantar “Para la libertad”, el público asistente le regaló un fuerte aplauso y para entonces la comunión se había logrado. Era el artista y su gente, la gente con su artista.
“El vicio de cantar” es como se titula la gira que Joan Manuel Serrat decidió para decir adiós a los escenarios, pero él mismo confesó que es un vicio que no quiere quitarse, sino sólo disminuir las dosis de éste.
El momento del clímax llegó con Canço de Bressol, canción que dijo ha sido una de las más catárticas que logró hacer en sus más de 50 años de carrera y por ello la incluyó en este set especial.
“Cantares” y “Penélope”, sus más grandes éxitos, fueron cantados, coreados y hasta llorados por quienes asistieron a la Alhóndiga de Granaditas.
Joan Manuel Serrat dijo que en su corazón hay un lugar especial para México y dijo que espera ser correspondido, que en el corazón de México haya un lugarcito para Serrat. Claro que lo tiene, El Nano se lo ha ganado, El Nano ese lugar jamás lo ha dejado y jamás habrá de hacerlo.