León, Gto.- En la calle Díaz Mirón 507 del Barrio de San Juan de Dios existe un negocio familiar desde 1983 que ha alimentado a cientos de personas con su exquisito sabor casero, es un lugar acogedor llamado La Rana Encantada, una tradicional fonda leonesa.
La historia la comenzaron en aquel tiempo un matrimonio joven conformado por Catalina Macías y Arturo Sánchez, quienes ahora tienen 67 y 70 años de edad, respectivamente, y han heredado su tradicional negocio a sus hijos y nietos.
Una de las hijas de la pareja, Teresita Sánchez Macías, contó a la Organización Editorial Mexicana (OEM) un poco de su historia que ha trascendido generación tras generación de familias de León.
“La Rana Encantada la iniciaron mi mamá y mi papá en el año 83, ya casi son 41 años, empezaron con tortas, jugos y gelatinas en lo que era Díaz Mirón 507, una esquina donde vendían para los obreros de las fábricas que en ese entonces eran calzado Elefante, la Escuela Club de Leones,” comentó.
Sentada en la fonda familiar donde todavía trabajan sus padres, Teresita platicó cómo es que fueron levantando el negocio que hoy es uno de los más populares de la zona.
“Luego donde ellos estaban ubicados vendieron la finca y les ofrecieron que es donde estamos ahorita. En un inicio nada más estaba un cuartito y todo lo demás era terreno baldío. Empezaron con mesas de la cervecería Cuauhtémoc con lonas, plantas y después fueron fincando,” agregó.
Incluso aseguró que en 1993 tuvieron tanto auge que se convirtieron en un comedor industrial para grandes fábricas de calzado distribuidas en diferentes colonias de la ciudad.
Adoptan a Lemus
El negocio no sólo se ha expandido para la familia natural, pues hay otros integrantes fundamentales como “Lemus” que fue adoptado por el matrimonio, un hombre de 61 años de edad que ha cobrado popularidad en las calles del centro de la ciudad por ser el repartidor de los alimentos.
“El señor que reparte viene de una escuela especial, en el año de 1998 contactaron a mi mamá de una escuela y lo traen para ver si se puede integrar a trabajar, tiene una discapacidad y a la hora que ingresa vienen otros cinco alumnos, pero Javier es el único que cuenta con las cualidades para desenvolverse, leer, escribir, hacer cuentas, trasladarse de su casa al negocio y Javier es el que se queda trabajando con nosotros,” añadió.
Teresita contó que fue en el 2006 cuando la mamá de Lemus falleció y doña Catalina se hizo cargo de él.
“A Javier lo adoptamos como de la familia, cuando su mamá fallece en el 2006 mi mamá le promete hacerse cargo de él, tiene su hermana, pero nosotros nos seguimos haciendo cargo de él, estar al pendiente, sigue teniendo su trabajo,” agregó.
¿Qué ofrecen a sus comensales?
Mientras doña Catalina todavía se encarga de la cocina, don Arturo hace los panques y las papas y una de sus hermanas los postres, incluso también está Sandra, una compañera de la escuela de Lemus que ya en su reingreso tiene 13 años trabajando en la Rana Encantada.
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A partir de la 9:00 de la mañana de lunes a viernes venden jugos, tortas, gelatinas, arroz con leche y pay de queso. Ya a las 2:00 pm cuentan con un menú base compuesto por lentejas, garbanzos, sopa de verduras y sopa de camarón, además de platillos fuertes como el chamorro adobado, pollo con mole, milanesa de res, de pollo y pechuga rellena de jamón y queso por solo 70 pesos.
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