En punto de las 7:30 de la mañana del próximo Lunes 11 de Octubre, en el Templo de las Tres Marías en pleno centro de la ciudad, los carteros de la ciudad van a conmemorar su día y convivir por unos minutos para luego dar paso a su faena diaria.
Heraldos de las nuevas buenas y a quienes poco importa enfrentar el clima, los congestionamientos viales, sortear la inseguridad de las calles en colonias peligrosas y esquivar a los canes, se encuentran listos para celebrar trabajando el Día del Cartero.
Los Orígenes
Aún permanece en la mente de algunas personas aquella muy distante imagen de aquellos hombres que recorrían largas distancias sin más ayuda que su propio físico, para llevar las noticias entre imperios, o el abastecer a los emperadores Maya, Toltecas y otras culturas ancestrales de nuestro México que dieron origen a los que hoy conocemos como carteros y antes llamados emisarios.
Para Erick González Rodríguez con 37 años de servicio en el servicio postal mexicano, es la segunda generación siguió los pasos de su papá que durante 32 años trabajó como cartero y por quien nació el gusto por el oficio.
A lo largo de las más de tres décadas de servicio de trabajo, recuerda que al paso del tiempo la tecnología se ha impuesto, ya no se observan los corazones dibujados en las cartas, o aquella correspondencia impregnada con perfume para el ser querido.
También ya no están aquellas cartas en cuyo interior cajetillas de cigarrillos que en aquellos años no era prohibido se enviaban por damas generalmente eran para los locutores de la radio al ser un medio de comunicación.
Ahora en lugar de entregar cartas, entregamos publicidad, requerimientos de pagos, avisos y otros que nos mantienen en actividad, claro todos nosotros queremos volver a entregar cartas de familiares distantes.
Lo Difícil
Difícil ha sido el despedir a algunos compañeros que van causando baja del servicio y solo esperamos nosotros nuestro momento, pienso durar 40 años de servicio, se está cumpliendo mi etapa dentro del correo.
El Peor Momento.
Para Erick González , el peor momento de su vida fue aquel día frente en el Mercado la Luz que se ubica en la calle la luz, un diablero se me atravesó y provocó que al frenar la bicicleta que tripulaba y la carga de la correspondencia di una vuelta sobre mi propio eje y al caer al suelo veo un neumático de una camioneta que pasaba por el lugar, en ese momento sentí que la vida se me iba y gracias a Dios solo sufrí unos cuantos golpes y rasguños, recogí mi carga y continué.