León, Gto.- María de la Luz Pérez Cardona tiene 101 años y es la inquilina con más edad que habita en la Casa Hogar Tepeyac A.C., lugar en el que encontró una familia y un refugio porque al fallecer su mamá - la señora Bernardina-, se quedó en pleno desamparo.
“Lucita” como es llamada con amor, tiene cabello largo y blanco como la nieve, no recuerda cuánto tiempo lleva en el asilo porque no sabe ni leer ni escribir ya que las letras y los números “nunca le entraron”, pero reconoce que si no fuera por Casa Hogar Tepeyac, viviría en abandono.
“Nunca me imaginé llegar a esta edad, mi madre me decía: cómo me gustaría que tú te murieras antes que yo para que no te quedes solita. Mi papá se fue a México de allá era y no regresó, solo éramos mi mamá y yo”, comentó.
“Cuando mi mamá Bernardina falleció una señora me dijo que me iba a recomendar con unas madres y fue como llegué aquí, sino quien sabe qué hubiera pasado”, añadió.
La historia de vida de “Lucita”, tiene tonalidades grises por eso a ella le gusta vestirse de colores alegres, vivos para recordar que la vida es bella.
Recordó que de niña le gustaba jugar a las comiditas y solo tuvo dos novios a los cuales no veía porque no le gustaba salir a la calle más que para trabajar, pero lo que más disfrutaba era ir a San Juan caminando y luego comprar su tarrito de cajeta.
Ahora que tiene 101 años, ya casi no se puede mover, dice que le duele el cuerpo porque pasa mucho tiempo sentada en su silla de ruedas, pero reconoció que con el cariño y cuidado de las madres, así como de los visitantes que llegan de las escuelas su día se torna de color rosa o amarillo como el sol.
“A mí no me gusta el color negro, es feo, una vez sí me puse un vestido negro pero no me gustó y cuando mi mamá se murió también lo usé pero ya no. Cuando me traen algo negro yo les digo, yo no me voy a poner eso, ese color es refeo, prefiero los colores alegres y cuando viene gente a verme o saludarme así me siento, viva como el sol”, dijo.
EL ANILLO
En su mano trae dos anillos, uno es de chaquira de colores, ese fue un regalo de un estudiante que fue a visitarla, le prometió que otro día iba ir a verla y le llevaría una pulsera pero ya no volvió, Lucita guarda su anillo y espera que ese joven regrese aunque sea a saludarla.
“Cuando hay visitas a veces nos regalan cobijas, o nos traen algo, a mí me regalaron mi anillo, el hombre que me lo regaló me dijo que iba a regresar pero que me traería una pulsera y ya no vino” explicó.
“Lucita” dijo que ya casi no van estudiantes a visitarlos, pero cuando llegan los contagian de su alegría a eso ellos le llaman “Fiesta” porque realizan actividades.
De los regalos más bonitos que le han dado a María de la Luz es fruta y estampitas de la virgen de Guadalupe.
101 AÑOS DE VIDA
“Dios me ha dado mucha vida, es difícil ver pasar personas que vienen y se van pero lo que no se me olvida es que la mayoría de ellas se arrepiente de no haber tratado bien a su mamá”, indicó.
Para “Lucita” tener 101 años es motivo de reflexión dice que la mayoría de las personas con las que ha coincidido en su mayoría se arrepiente de una cosa, de no haber cuidado o tratado bien a su mamá y cuando no la tiene es que se arrepienten, por eso finalizó dando un mensaje a todas las personas que aún pueden abrazar o darles beso y es: “Siempre decirle te amo”.