León, Gto., (OEM-Informex).- En una calurosa mañana de domingo, miles de personas abarrotaron las calles del tradicional Barrio Arriba. Portando canastas repletas de panecitos, la comunidad se congregó frente a la Parroquia del Señor de la Salud, donde las campanas no cesaban de sonar. Haciendo fila para entrar a misa, las personas cargaban charolas repletas, marcando el inicio de una celebración única en su género.
En el corazón del Barrio Arriba de León, específicamente el 10 de septiembre, día de San Nicolás Tolentino, se despierta una tradición culinaria excepcional: la fiesta de los panecitos. Este rito, que se remonta a mediados del siglo XIX, inicia a las 6 de la mañana con las mañanitas en honor a la Parroquia del Señor de la Salud y se extiende hasta el anochecer.
A lo largo del día, multitudes acuden para rendir homenaje a San Nicolás Tolentino y buscar la bendición de sus panecitos. Además de los panes bendecidos, los visitantes pueden deleitarse con antojitos mexicanos, disfrutar de juegos mecánicos y sumergirse en la música popular. Al llegar la noche, un deslumbrante espectáculo de juegos pirotécnicos, incluida la quema de un castillo, ilumina los cielos, recordando una tradición que le da sentido de identidad a esta ciudad.
La festividad se basa en la reunión de los habitantes del Barrio Arriba en las calles de Aquiles Serdán, Moctezuma y Callejón de las Mercedes, donde adquieren panes que luego llevan a la iglesia para su bendición. Estos panecitos tienen un propósito especial: aliviar a los enfermos de sus males.
El origen de esta costumbre se remonta a una experiencia religiosa de San Nicolás, quien, en medio de su enfermedad, soñó que la Virgen María le aconsejaba curarse mojando pan en agua. En los inicios de esta tradición, se elaboraban panes floreados o de agua, pero en la actualidad, familias y panaderías con más de un siglo participan en la celebración.
Durante este día, las calles del Barrio Arriba se impregnan de cultura. Se convierte en un auténtico museo donde se pueden degustar orejitas, cuernos, conchas, pastelitos, barquillos, sevillanas, campechanas, rebanadas, galletas, besos, donas, moñas, roscas, elotes, empanadas, chorreadas, cacahuates, calvos, novias y otros panes tradicionales.
Esta tradición se arraiga en la historia desde la finalización del templo de Nuestro Señor de la Salud en 1865, ubicado en la calle Aquiles Serdán. Actualmente, esa plazoleta alberga el Centro de Idiomas de la Universidad de Guanajuato, habiendo sido anteriormente sede de la Facultad de Enfermería y Obstetricia de la UG.
La fiesta de los panecitos también da vida a otras tradiciones y artesanías, como la elaboración de canastas de palma y la construcción y quema de castillos. Los lugareños cuentan que San Nicolás Tolentino solía repartir los panecitos a los enfermos, curándolos con su acto de generosidad. Hoy, la gente continúa esta tradición, enfatizando la importancia de llevar el pan a bendecir y luego compartirlo en sus hogares, manteniendo viva la llama de esta celebración única.