León, Gto.- Este 10 de mayo algunas madres no festejaron su día porque acudieron al Panteón a visitar a un hijo o hija que perdió la vida. Mientras unas festejan en casa rodeada de su familia con mole o pozole en su mesa, yo estoy aquí llorando a mi hija. No hay nada que festejar, dijo Luz María.
Desde las nueve de la mañana comenzaron a llegar las familias iban a visitar a su mamá y estando en el campo santo aprovecharon para visitar a sus sobrinos, hermanas, hermanos, padres y otros familiares. Entre los visitantes se encontraba Carmen una madre que llevaba un racimo de flores artificiales de color azul con dorado, su mirada estaba perdida y se le notaba un gran dolor.
La señora se encontraba sin compañía, iba a ver a su hijo quien falleció hace dos años en un accidente automovilístico en Aguascalientes.
"Desde que mi hijo no está conmigo, cada 10 de Mayo vengo verlo y le rezo para que sepa que siempre su madre va estar con él. Su pérdida es lo peor que me ha pasado porque una madre siempre piensa en que va a morir primero pero cuando es al revés no hay palabras que puedan describir este sentir", expresó la señora.
Luz María de la colonia San Miguel llegó visitar a su hija Adriana, estuvo unos momentos en silencio mientras sostenía un rosario entre sus manos, luego prendió el celular y puso algo música.
Pasó el tiempo observando una lápida que ella misma decoró con flores, esta no tenía fotografía como muchas personas suelen poner, solo estaba el nombre con el día que nació y la fecha en que dio su último suspiro.
Luego encendió una veladora en pie continuo rezando, luego se le unieron más personas en univoz a las oraciones, al preguntar que a quien iba a ver dijo que a su hija, suspiró y dijo Hoy no tengo nada que festejar. En comparación con otras familias que hacen comida ella lleva dinero por si le da hambre comprar con los vendedores ambulantes.
Llevan flores a su mamá
En su gran mayoría, los hijos fueron a ver su mamá al panteón para felicitarla en su día como la familia Hernández de la colonia Los Pinos. Toda la familia se reunió, llegaron hasta los nietos y bisnietos con una bocina para poner a todo volumen las canciones que le gustaban a la señora Josefina.