León, Gto.- El temor a los muertos y un sin fin de creencias como que al morir una persona recoge su pasos hasta las que se dicen que si un funeral huele a rosas es porque la persona fue bondadosa, en cambio si huele a azufre es porque no irá al edén.

El temor a los difuntos, por ser un tema desconocido, causaba miedo, en Europa da orígenes de los ataúdes o sarcófago para impedir que los muertos persiguieran a los vivos, incluso colocaban los cadáveres a un metro y medio o dos bajo tierra por preocupación y finamente se colocaba una piedra aún mayor, así fue como que se dio lugar a las lápidas.

Con la llegada del cristianismo, el miedo a los muertos cambió y fue que la iglesia monopolizó los entierros para que al morir las personas estuvieran más cerca de Dios pero con el crecimiento de la población y la necesidad de espacios adecuados se construyeron los primeros cementerios.

El Centro era un panteón

Rodolfo Herrera, director del Archivo histórico de León, informó que cuando la Villa de León se fundó en 1576, entonces, la manzana oriente de la plaza donde ahora se encuentra el edificio Ramada ese era el terreno que se le dieron para construir la iglesia, es ahí que el primer párroco Alonso Espino, construyó una capilla dedicada a la Veracruz, seguramente la construyó en el centro de la manzana dando hacia la plaza, por referencia de algunos investigadores.

Donde está el edificio Ponce se estableció el primer camposanto, lugar en el que se sepultaron los primeros fundadores de León y del lado derecho estaba el hospital, es decir, de un lado curaban a los enfermos y del otro lado procuraban el lugar donde iban a descansar.

Con el tiempo muere el padre Alonso Espino y en 1589 llegan los frailes franciscanos y se establecen del lado contrario donde está la parroquia de San Sebastián (frente a la fuente de los leones), por ello cuando se hizo el estacionamiento subterráneo se encontraron huesos.

En 1830 se estableció otro camposanto donde está el Descargue Estrella mejor conocido como “El Pirulito”, contaba con la capilla de Las Ánimas, ahí se sepultaron varias personas sobre todo en el tiempo de la Independencia que murieron durante la guerra, algunos otros los sepultaron en el piso de los templos como el de la Tercera Orden pero con el tiempo se dieron cuenta que no era correcto la ubicación de los cementerios por la sanidad debido a los olores e infecciones que las sepulturas estuvieran dentro de los templos.

El panteón de San Nicolás

En las primeras décadas del siglo XIX se estableció el primer panteón de San Nicolás donde ahora está la escuela primaria Dr. José de Jesus González, el terreno lo regaló la dueña de la hacienda de San Nicolás, Juana de Dios Septién.

Se dice que su esposo don Francisco Urteaga, cedió el terreno para que estableciera el cementerio de San Nicolás en 1833, año que el cólera azotó a la ciudad, quien inauguró -por así llamarlo-, fue don Urteaga pues fue el primero cuerpo que se entrenó en dicho panteón.

Para el 12 de enero de 1850 la Junta de Sanidad, pidió al Jefe Político, Juan López de Lara, que se quitaran los cementerios del Coecillo, San Miguel y “Pirulito” y se abriera el de San Nicolás debido a los estragos que el cólera morbos que estaba haciendo en San Juan de los Lagos.

Ese mismo el cura José Ignacio Aguado con autorización del obispado de Michoacán procedió a la exhumación de los restos de cuerpos sepultados en los panteones de La Soledad y el Pirulito pero el 13 de febrero autoridades extendieron el certificado por un terreno cuadrado de 82 varas por lado de lis terrenos de la ciudad para el panteón Barrio Arriba.

“En 1850 se estableció el panteón de San Martín en el Barrio Arriba, entre las calles llamadas ahora Allende y Limbo.

Cementerio de los limones

Ante la “Tifo”, en 1892 el Ayuntamiento inició los trabajos para abrir un nuevo panteón en los Limones, pero este quedó solo en proyecto, el unico testimonio que queda es el pórtico de cantera que da a la avenida La Merced.

El 14 de octubre se 1892 fue clausurado el panteón San Nicolás por el Gobierno del Estado por ser perjudicial a la salubridad publica, debido a que estaba situado en la plaza del Barrio.

Entonces, se comenzó la construcción de la segunda etapa del panteón San Nicolás, proyecto del ingeniero Rafael Gordoa y obra de Pedro Valadés, el cual funcionó de manera simultanea con el primero a partir de 1893.

En 1984 por la ampacion de la calle Hernández Álvarez del panteón San Nicolás tuvieron que ser desalojadas de cadaveres y derribar las gavetas.

Ya para a finales del año de 1926 por decreto número 93, la XXXI Legislatura del Estado de Guanajuato cedió a la Secretaria de Educación Pública el terreno que ocupaba el antiguo panteón de San Cayetano en el Barrio del Coecillo para que en él construyera la escuela primaria Julian de Obregón.

Duarte

En 1953 la comunidad de Duarte se construyó el panteón San Marcos para dar servicio a habitantes de Loza de los Padres, La Laborcita, San Juan de Otates, Las Mangas y San José del Romero, por mencionar algunos.

El panteón más reciente es el de La Sandía cuyo terreno fue donado, se dice que el panteón fue nombrado la Santísima Trinidad debido a que el primer cuerpo fue de una persona llamada Marca Trinidad y al poco tiempo sepultaron a otra mujer con el mismo nombre.