Don Toribio Mendez Salas de 74 años, es un hombre de trabajo, durante más de 40 años se ha dedicado a la pesca en la presa de El Palote. No tiene otro ingreso, su oficio es su vida.
Acompañado de su esposa Araceli Meave, porque la vista le falla, acuden a buscar algunos peces para llevar el sustento de cada día a su familia, ella se encarga de remar y permanecen en el agua de cuatro a cinco horas diarias para obtener al menos un kilo de pescado.
Ellos son parte de las familias que necesitan apoyo debido a la contingencia, ya que en su actividad o se sabe la cantidad de pescado que atraparán para vender crudo en los alrededores de la presa, Rivera de la Presa, tianguis de colonias como Nuevo León, León 1, la mayoría tiene su cartera de clientes. El costo por kilo va de 60 a 70 pesos. A la orilla de la presa también hay palapas donde lo comercializan dorado.
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Una de las más sabrosas es la mojarra o tilapia, que no tiene escamas, pero la carpa que aunque tiene espina es mucho más sabrosa.
En exclusiva El Sol de León acudió al lugar donde entrevistó al pescador, quien recordó pertenecer a Cruz Blanca, Delta de Emergencias y a lo largo de los años ha ayudado a rescatar con vida a muchas personas que estaban a punto de ahogarse en el lugar, pero también ha participado para sacar cuerpos del agua.
Con la pandemia y el tortuguismo de los procesos gubernamentales su economía también se ha visto mermada “necesitamos apoyo económico y principalmente redes para poder trabajar(...) hace unos 15 días sacamos dos o tres kilos y para mantener a nuestra familia, pagar agua, luz, renta, comida, ahorita tengo a mis cuatro muchachos malos ¿de dónde si no es de aquí?”, lamentó don Toribio.
Reconoció que cada vez que entran al agua se encomiendan a Dios, sobre todo cuando hay aire porque mueve sus lanchas. No es difícil, pero como cualquier oficio requiere paciencia y gusto.
“Nosotros somos parte del parque”
Rafael Paniagua Almanza, presidente del comité directivo de la asociación de Pescadores y Palaperos de la Presa El Palote S de RL comentó que la asociación surgió desde 1986 cuando se hizo la primera credencialización. Incluso desde antes que se adecuara el Parque Metropolitano
Actualmente hay 23 pescadores titulares, que dependen de más de 150 familias sobre todo de Rivera de la Presa y Valle Hermoso. Debido a la situación económica muchos de ellos también se dedican a la albañilería, venta de abarrotes u otras cosas para sobrevivir.
Paniagua Almaza comentó que han tenido diferencias con la directiva del Parque Metropolitano, encabezada por Germán Antonio Enríquez Flores, a quien no le gusta entrevistarse con ellos, acción que delega a su jefe de seguridad.
A raíz de la pandemia se restringió el acceso a los lugares públicos, al principio se les dijo que no podían entrar al Parque por el riesgo de contagios, pero ellos demostraron que no corrían riesgo y tampoco lo representaban, debido a que cada quien anda en su lancha a muchos metros de distancia.
“Nos dieron acceso con un horario muy limitado, tenemos un candado para acceder, tenemos que cuidar que ninguna persona ajena pase por ahí, (...)al principio quitaban el candado a las 7:00 y lo ponían a las 3:00 de la tarde, eso fue al menos 2 meses el año pasado. Les argumentamos que había la necesidad de que se ampliará el horario porque no alcanzaban a desarrollar el trabajo y se les amplió hasta las 5:00 a principios de este año, horario que también nos pareció insuficiente porque cuando el agua se calienta se mueren los pescados y hay que quitarlos. Hace un mes les recorrieron el horario hasta las 8:00 de la noche”.
Sin embargo, los visitantes del lugar están ahí incluso después de las 10:00 de la noche les hacen todo tipo de destrozos, les pierden los remos, se llevan los cuchillos, les desamarran las lanchas y tienen que traerlas del otro lado, rompen sus redes. Los humildes pescadores no pueden hacer nada para cuidar su patrimonio y herramienta de trabajo por el horario que directivos del lugar les han impuesto para entrar por la llamada “puerta de pescadores”, que fue creada especialmente para ellos, desde hace años.
Metieron un oficio debido a esta situación, por la que buscan que se retire el candado definitivamente porque ellos tienen cuidado de administrarlo.
A pesar de todo, los pescadores sacan basura de la presa porque es su fuente de trabajo y les gusta que esté limpia de ramas, troncos, costales con basura, animales muertos, entre otras cosas. “Todas las canoas que usted ve aquí vienen llenas y se las acercamos a la orilla para que del parque la lleven a tirar en camionetas”, explicó don Toribio.
Redes tan frágiles como su economía
Las redes que utilizan para pescar son delicadas, tienen un costo de cerca de 500 pesos, pero los pescadores le meten cerca de mil pesos de arreglo como hilo, lazo, flotadores, plomo, entre otras cosas.
Se deben colocar donde no entre la corriente, para que no se llenen de basura porque cuando la quieren retirar de la red, se rompe, tienen que lavarse diariamente y quitarles la basura para mantenerlas en buen estado.
Le gusta el oficio porque él mismo es su patrón y si quiere tener dinero en la bolsa debe trabajar mucho, “esto es como el comercio, nunca se sabe si le va a ir bien o mal, a veces nosotros podemos agarrar una caja que son 20 kilos, 30 kilos, pero hay veces que no saca uno nada, depende de la suerte y el lugar donde nos pongamos”.
En época de frío hay poca pesca, pasa lo contrario cuando las corrientes de agua provocan que el pez se mueva y salga y poco más, al igual que en época de lluvias.
Si la presa pudiera hablar...
Este vaso de captación de agua con una historia de tantos años que originalmente fue ex Hacienda El Palote edificada en el siglo XVIII.
De acuerdo con el Archivo Histórico, el primero dueño fue Manuel de Aranda Saavedra y luego perteneció a su esposa. Tuvo muchos dueños, hasta que el 23 de junio de 1926 debido a las fuertes lluvias la presa se desbordó y el gobierno construyó una más grande, mientras que la Hacienda fue expropiada por don Jesús Ramírez
De acuerdo con documentación del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de León (Sapal), la presa de El Palote, se construyó entre 1953 y 1954 por la extinta Secretaría de Recursos Hidráulicos, pero inició operaciones en 1955. El objetivo era que la ciudad tuviera infraestructura para protegerla de inundaciones mediante el control de avenidas. Tiempo después permitió el aprovechamiento de agua para consumo humano y la adecuación de un Parque Metropolitano.
Cientos de historias que surgían en el lugar
Los pescadores aman lo que hacen y que han arriesgado sus propias vidas por salvar otras, “una vez nos dijeron que se estaban ahogando unas personas, se fueron en una canoa, se pararon todos en la casita (el casco de la hacienda) y se les fue la canoa, uno iba nadando para la orilla, yo los agarraba hasta de la cabeza y los alcanzamos a salvar a todos”, recordó.
Don Toribio comentó que antes de que fuera Parque Metropolitano, él y otros pescadores ayudaron a sacar cerca de 30 cadáveres, conoce bien el lugar y sabe que hay mucho agujeros como una especie de cunetas que la gente hacía para sacar arena, otros se iban caminando y se ahogaba, unos más se hundían en el lodo.
Recordó que una vez un profesor se subió a una canoa con dos niños. Un pescador le advirtió “va a hacer aire, ¡salgase!”, este le contestó con malas palabras y se metió, las lanchas eran de madera y por las hendiduras iba entrando mucha agua. El profesor se aventó, después la niña y enseguida el niño. Todos se ahogaron y sólo pudimos salvar al niño que nos decía: “¿verdad que mi hermanita no está muerta?”, lamentó.
Necesitan apoyo para sembrar peces
El presidente de la asociación dijo que las siembras de peces formales se llevan a cabo desde hace 15 años, pues el proceso biológico se debe hacer para que no se degenere la especie y se conserve la población. Sin embargo necesitan el apoyo para las resiembras que están detenidas por la pandemia, renovación de herramienta y sustitución de equipo de redes.
En 2020 no realizaron ninguna siembra porque no hubo presupuesto porque con los cambios de gobierno federal se alteraron los programas y a la fecha hay escasez de personal en las oficinas y los trámites han sido muy lentos. El año pasado en el gobierno estatal le dijeron que no había presupuesto y en lo que va del año tampoco ha habido respuesta.
En 2018 y años atrás han recibido apoyos del gobierno estatal, desde hace algunos años, los han apoyado con el 70% y ellos aportan el 30%, en 2018 les autorizó la donación de pequeños peces llamados “alevines” hasta 25 mil crías que compraron en una granja ubicada en Acámbaro, y el gobierno municipal los ha apoyado para el traslado que es delicado. En seis meses el pez puede llegar a medir 25 a 30 centímetros.
“Los peces se embolsan hasta mil ejemplares, se pone mitad agua y mitad oxígeno, se cierra bien con una liga, se depositan en la camioneta, les ponen hielo entre las bolsas para que no se vayan a calentar y se trasladan de inmediato, sin hacer ninguna parada, hasta llegar al lugar de la siembra”.
El Parque Explora se ha coordinado con Desarrollo Rural y el Patronato de la Feria, tanto que en 2018 les donaron de cuatro a cinco mil crías de diferentes tamaños, por lo que están agradecidos, sólo esperan que el proceso siga adelante para recibir los peces que tanta falta les hacen.