León, Gto.- Vivir con la ausencia de una persona desaparecida es lo más presente que tienen que padecer sus familiares día con día. Sufren mucho, desde el momento que se enteran que se los llevaron o que simplemente dejaron de saber de ellos. no hay día que no piensen en ellos o que lloren por su ausencia.
Cada día recuerdan su forma de ser, de hablar, de reír y también con sus platillos favoritos, los lugares que les gustaba visitar o los artículos más preciados para ellos.
Con una exposición fotográfica en el jardín del Templo de San Francisco, en el barrio de El Coecillo, el colectivo Buscadoras Guanajuato, fundado el 18 de febrero de 2020 y que está integrado por 12 familias, plasmó los recuerdos que tienen de sus familiares desaparecidos, para hacer de su dolor privado, un dolor público en su camino para encontrar a sus seres queridos y exigir a las autoridades su localización.
ÓSCAR BENJAMÍN: AMABA COMER GUACAMAYAS
Con lágrimas en los ojos, su madre compartió que su hijo Óscar Benjamín Perez Sánchez, era Contador Público pero por azares del destino, nunca ejerció. Por muchos años, trabajó en una fábrica de suelas hasta que lo despidieron. Al no encontrar otro empleo fue fontanero, electricista mecánico y hacía todo tipo de oficios.
El 31 de mayo de 2018, un tío llegó a su casa en el barrio del Coecillo, pero se despidió de él porque acudiría a realizar un trabajo a la colonia San Pedro de los Hernández y nunca regresó.
“Recuerdo que yo le dije quédate a comer con tu tío y él me dijo que nos e tardaba, pero ya no regreso, no fue por sus hijos a la escuela y desde entonces nada sabemos de él, quiero que regrese, por lo menos, si ya no vive, quiero enterrarlo para tener un lugar donde llorarle. recuerdo mucho este jardín, porque a él le gustaba mucho venir a comer guacamayas aquí”. Contó la señora Carmen.
CHRISTIAN ALEXIS: “ESTABA TODO TATUADO”
“En tres años, se tatuó todo su cuerpo, recuerdo cuando se hizo el primero, me enoje mucho y lo regañe pero de nada sirvió, se le hizo vicio hasta que se tapizo el cuerpo de tinta”. Así se expresa la señora Graciela de su hijo, quien el 6 de marzo salió de su casa y nunca más volvió.
Christian Alexis Tovar Castro tenía 24 años y era alegre, dejó a un bebe en la orfandad. quería ir a la playa con su esposa. “De niños, yo nunca los pude llevar, solo íbamos a la presa al Parque Metropolitano y el decía qué era el mar.
Cuando Christian desapareció, no tenía empleo pero él hacía todo por mantenerse ocupado, laboró en carnicerías, vendiendo tamales y en un negocio de amortiguadores. Su madre, la señora Graciela, está resignada a que quizá, nunca lo volveré a ver. “Ya pasaron cinco años y no lo hemos encontrado, ni las autoridades han hecho nada“. finalizó la señora Graciela.