En los cuatro espacios del Pabellón Guanajuato se pueden encontrar, desde los llamados ponchos elaborados a mano y cuyo proceso de elaboración dura casi dos meses, hasta mochilas con caparazones de tortuga de río.
De la cultura otomí sobresalen los alebrijes, las blusas de colores vibrantes o hasta muñecas de trapo, estas últimas que la gente utiliza mucho para regalar en las bodas, informó la emprendedora Felicitas Perea Atanacio, quien sabe hacerlas desde que tenía 13 años.
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En el lugar hay desde rebozos y hasta queshqueme (mejor conocidos como capas o ponchos) cuyo laborioso proceso en el que se trasquila al borrego, la lana se lava dos vece, el producto se lleva a unas máquinas especiales para que le saquen los hijos que luego serán pintados, La prenda se hace en un telar de cintura y al final se borda con punta de cruz, por lo que puede llevar hasta 10 colores.
Uno de los más llamativos es Artesanías Quetzali que tiene aretes y collares diferentes, elaborados con cuarzos, minerales, fósiles, piedra luna, ágatas, turquesas, geodas, obsidianas, ambar, calcedonias, entre otras cosas.
“Esta bolsa fue elaborada con el caparazón de tortura que fue encontrada muerta en un río, nosotros le pusimos piel de res y un poco de piel de cocodrilo para hacerla diferente”, explicó Verónica Martínez de Guanajuato capital
Desde San Miguel de Allende el negocio llamado “Artesanías El Pájaro”, cuenta con figuras en hoja de lata, espejos, faroles, lámparas estrellas y mariposas que valen la pena visitar.
En la muestra no podían faltar los hermosos accesorios para mascotas, como los paliacates, collares y correas artesanales de Greta Pets, mientras que el arte religioso como el de San Miguel de Allende tiene un toque especial y místico.
Sin duda la mejor cerámica es la de Tarandacua de donde sobresale la elaborada a la alta temperatura de Javier Servín, al igual que la cerámica punteada.
También se puede encontrar a artesanos como Esperanza Cruz Cortés, de la asociación de artesanos Niuudavi, tejiendo una bolsa como lo hacía desde que tenía seis años, por lo que al crear su producto sobresale su singular destreza.
De las bodegas de Campo Toro en Manuel Doblado, los visitantes pueden adquirir los famosos licores, cremas, tequila, ron y ginebra. En el lugar los visitantes también pueden encontrar destilados de agave artesanales (tequila o mezcal) originarios de Silao y que cuentan con ocho etiquetas que ya exportan a España.