Todos los días recibe un milagro de la Virgen de Guadalupe

Trata de inculcarle a sus hijos el amor por la Virgen de Guadalupe, sin embargo admite que es un poco difícil

Rocío Godínez | El Sol de León

  · miércoles 9 de diciembre de 2020

Fotos: Francisco Carmona | El Sol de León

León, Gto.- Cada día es un milagro, el simple hecho de vivir, tener salud y trabajo, es motivo de agradecer a la Virgen de Guadalupe. Así lo dice el señor Sánchez, quien desde niño es devoto de ella y cada que le es posible, acude al Santuario a rezar y dar gracias por los favores recibidos.

Juan Sánchez tiene 62 años y es vecino de la calle Antillon en la colonia Bellavista. Desde niño sus padres le inculcaron el amor por la Morenita del Tepeyac y todos los días le agradece.

“Continuamente vengo, pero debido a la inseguridad, a los asaltos en la zona y debido al acceso restringido al Santuario por la pandemia, ya casi no vengo, pero rezo desde mi casa”.

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Le salvó la vida

La devoción hacia la Guadalupana, aumentó luego de que hace cuatro años, le detectaran una bacteria en el páncreas y el personal médico lo declarara desahuciado.

Sin embargo su fe en virgen le ayudó y le salvó la vida, pues de estar en peligro de muerte, solo fue necesaria una operación en sus ojos, que aunque fue una intervención delicada, “de los males fue el menor”, dice el señor Sánchez.

Predica con el ejemplo

Trata de inculcarle a sus hijos el amor por la Virgen de Guadalupe, sin embargo admite que es un poco difícil.

“Los jóvenes ahora están ocupados en otras cosas, ellos creen en la iglesia, pero no están tan adentrados en la fe como nosotros, nos falta ser agradecidos, por lo regular acudimos a pedir, pero debemos ser conscientes y también agradecer. Comentó.

Abierto hasta este miércoles

Este lunes 7 de diciembre, el Santuario de Guadalupe recibió la visita de alrededor de 150 fieles, que llegaron en el transcurso de todo el día.

Los horarios hasta este miércoles, son de 07:30 horas de la mañana a una de la tarde y de 5:00 pm a las ocho de la noche.

“La misa es a las ocho de la mañana, y cerramos a las ocho de la noche, pero ayer cerré un poco más tarde porque llegaron unas personas diez minutos antes y hasta que terminaron de rezar cerré las puertas”. Comentó Leopoldo Vera, sacristán del Santuario.