León, Gto.- A 12.5 kilómetros de Celaya emerge un gigante. En medio prácticamente de la nada, ya en terrenos correspondientes al municipio de Apaseo el Grande, se encuentra la segunda planta de Toyota en nuestro país pero la número uno tecnológicamente hablando para la armadora nipona.
Este jueves fue oficialmente inaugurada con una ceremonia especial, de logística perfecta y curiosamente con un clima ideal que hizo olvidar el hecho de que menos de 24 horas antes la zona estaba siendo azotada por la lluvia constante, viento y un frío que calaba hasta los huesos.
EL “BÚNKER” DE LA FEDERAL 45D
La lista de invitados, si bien es amplia, se respeta de forma estricta; el acceso a la planta, ubicada a unos metros del tramo carretero de la Federal 45D es sumamente controlado. Para los medios de comunicación la indicación fue clara: prohibido llegar en autos particulares.
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El ingreso al acto protocolario para la prensa se dio únicamente por invitación y a bordo de un autobús, gestionado por la empresa encargada de llevar las relaciones públicas de la armadora en nuestro país, con una única parada en Celaya. Sobra decir que los tiempos se respetan al más puro estilo nipón.
Elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional colocados en la entrada del estacionamiento le dan la bienvenida al evento inaugural; inmediatamente detrás, unidades de las Fuerzas Estatales de Seguridad también se hacen presentes como parte del operativo.
Podría parecer exagerado tanto control pero no es para menos, entre los invitados, además del gobernador del estado de Guanajuato, Diego Sinhue Rodríguez Vallejo, está el embajador de Japón en México, Yasushi Takase y una importante comitiva de aquel país; además de funcionarios federales, estatales, alcaldes y empresarios.
Tras verificar que todos están en la lista, el protocolo de acceso continúa.
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MUESTRAN SU CAPACIDAD
Sin permitir el acceso a la planta más que para un recorrido privado por parte del gobernador y su equipo, el evento se desarrolla en la zona del estacionamiento principal.
Tres enormes carpas de lona con pilares de acero fueron colocadas ahí para poder llevar a cabo el acto protocolario sin sufrir por las inclemencias del tiempo; una es la zona de prensa, sencilla y sin lujos exorbitantes más allá de un clásico “coffee brake”; la segunda es exclusiva, para invitados especiales. La amenizan con música y algunos cocteles.
La principal, realmente grande y con capacidad para quizá más de 1500 personas, fue adaptada con un escenario y gradas donde algunos trabajadores de la planta fueron colocados.
Tres pantallas gigantes al frente, una plataforma giratoria tras una pasarela y un par de torres de bocinas adornan todo para crear un marco realmente impresionante.
EL ARTE DEL BUEN DISCURSO
Pero quizá la mejor parte del evento, más allá de la tecnología y de la trascendencia del mismo en sí, estuvo en el discurso de Chris Reynolds, presidente ejecutivo de Toyota para Norteamérica.
Elegante, se acercó al estrado para dirigirse en primera instancia a los poco más de 200 trabajadores ahí presentes, rompiendo los “protocolos” que suelen establecerse en este tipo de eventos donde es prácticamente una obligación recitar uno a uno los nombres de los invitados especiales.
De hecho la ubicación de los colaboradores de la planta también rompió de alguna forma los esquemas, pues fueron colocados a la espalda de los integrantes del presidium; más tarde el mismo Reynolds aseguraría que se decidió hacerlo así porque ellos son el respaldo de todo el proyecto, ellos son el apoyo de los mismos ejecutivos.
El CAO, por sus siglas en inglés, de la armadora japonesa para Norteamérica, relató que hace casi cuatro décadas celebró su luna de miel en Cancún, donde fueron sorprendidos por un huracán que los obligó a abandonar su hotel y buscar refugio.
Sin hablar español, una familia que tampoco hablaba inglés los invitó a pasar dos noches en su hogar. Así, sin conocerse.
La anécdota marcó la vida de Reynolds. No entendía cómo dos personas totalmente desconocidas eran capaces de tenderle la mano y ofrecerle su techo sin pedir nada a cambio. Ahí, dijo, le quedó claro que lo más importante de México era su gente.
Ayer, 39 años más tarde, de alguna manera pagó el favor; “me gustaría que esa pareja estuviera aquí, para que vieran lo que hoy hacemos por su gente”, dijo.
LA GRAN FAMILIA TOYOTA
La conexión entre ejecutivos y trabajadores es plena. Ya en la recta final del acto de inauguración, se proyectó un video donde participaron los colaboradores.
Cada vez que un empleado aparecía en las pantallas, se ponía de pie mientras sus compañeros aplaudían.
Ya para cerrar, la primer Tacoma hecha por manos guanajuatenses apareció detrás de la pasarela y avanzó hasta la plataforma giratoria en medio de gritos y porras de todos los colaboradores. A más de uno los ojos se le llenaron de lágrimas.
A 12.5 kilómetros de Celaya emergió un gigante.