El dolor no tiene porqué ser un acompañante de las personas en su vida diaria, ni el individuo debe acostumbrarse a él. Sin embargo, falta educación en pacientes y médicos para encontrar el origen y tratarlo de manera integral, ya sea para eliminarlo o disminuirlo, dependiendo de la condición del mismo paciente.
Gloria Llamosa es especialista en Neurocirugía Clínica por la UNAM y especialista en Dolor. Explica que hay dos tipos de dolores; uno que es agudo, que comienza de repente, “es un síntoma, protector y que nos alerta sobre alguna enfermedad, por ejemplo un infarto. O un dolor que se siente en el abdomen que nos indicaría una apendicitis”.
Las causas son muy puntuales y muchas veces, si atendemos a tiempo, el dolor y la enfermedad ahí terminan, pero si no es así, el dolor se puede convertir en una enfermedad por sí misma.
“Cuando el dolor persiste por dos, tres o más meses hablamos de un dolor crónico. Esto ya es un problema de salud pública, muy presente en México, con un impacto fuerte en situaciones psicosociales y económicas muy graves”, afirma la doctora Llamosa.
Se estima que en países muy desarrollados, esto se presente en 29 % de la población. “En México, en adultos y adultos mayores de 50 años, la prevalencia es de 40 %. Si somos 129 millones de mexicanos, podríamos pensar que entre 30 y 40 millones de ellos tienen alguna forma de dolor crónico, lo cual es terrible”, señala la especialista.
Los estudios en México hablan de una prevalencia mayor a partir de los 50 años de edad y esto es debido a las enfermedades degenerativas y conforme avanza la edad se presentan con mayor intensidad.
Identifique síntomas extraños
Sobre las causas de los dolores, la doctora Llamosa señala que “son diferentes; puede ser un dolor fluctuante, ligado a enfermedades crónicas como artrosis, artritis o lesiones en columna lumbar. En cabeza puede haber un dolor neuropático que se debe a una descompostura del sistema nervioso y tiene muchas peculiaridades porque no responde a los analgésicos comunes. No siempre es fácil identificar qué lo está motivando y aunque identifiquemos qué lo motiva, puede ser mucho más severo que la causa que le dio origen”.
Por ello indica que es “muy importante que el enfermo lo sepa. Puede tener síntomas muy extraños como que sienta un dolor tipo toque eléctrico, que el frío o calor le provoque ardores y que pueden desencadenar en que el frío del refrigerador o el roce de la sábana le provoque dolor”.
No consultar a tiempo con el médico, puede originar problemas más severos. “Estos hechos hacen que independientemente de su intensidad, el enfermo pueda transformar su vida pensando que tiene un problema psiquiátrico o bien, que su familia no le crea y el dolor se apodere de él, de tal manera que llegue a estados de insomnio o de depresión, entre otros”.
El prejuicio y la falta de confianza del paciente lo que genera es “aprender a convivir” con el dolor, situación que no debe suceder, explica la neurocirujana.
“A veces al paciente le da pena decirle al médico qué es lo que sucede, qué es lo que siente y pasa mucho en pacientes diabéticos que tienen una neuropatía diabética dolorosa”.
Agrega que “o tenemos jamás pensar que nos debemos acostumbrar a vivir con dolor; si el dolor es una señal de alarma, tenemos que documentar su causa y tratarla. Hay que educar al paciente y educar al médico. Todos los médicos tenemos la obligación de diagnosticar el dolor; muchas veces puede ser que no estemos en condición de tratarlo pero sí de hacer una historia apropiada y canalizar al médico que le pueda ayudar”.
El llamado es, “en una señal de alarma se debe acudir de inmediato al médico porque puede ser una enfermedad que te cueste la vida o que no te cueste la vida pero la debes de consultar con un profesional para que no afecte su calidad de vida”.
Clínicas del dolor
Cuando el dolor es crónico y ya está identificado su origen, es necesaria la atención integral. “ Es importante llevar a cabo varias estrategias: manejos alternativos o rehabilitación, con el fin de que el paciente pueda tener mejoría del dolor. A veces no lo podemos abolir pero sí podemos mejorar la condición del paciente para no acostumbrarse; éste es un término que no que se debe permitir”.
La doctora Llamosa menciona que “por ejemplo, en la diabetes tan frecuente en México, el control de la enfermedad es fácil, lo puede manejar el médico familiar; pero si existe alguna complicación va a tener que intervenir todo un equipo médico: un internista, un endocrinólogo; si afectar sus sus ojos, un oftalmólogo; si afectar los riñones, un nefrólogo; si hay neuropatías diabéticas dolorosas, un neurólogo. Si el mismo paciente ya tiene cambios y está deprimido, si tiene trastornos para relacionarse con su familia, puede necesitar ayuda psicológica o psiquiátrica y si es una persona obesa, va necesitar también de la actuación de un nutriólogo y de alguien que le enseñe ejercicios y cómo hacerlos para combatir el sobrepeso”.
“Situaciones como éstas requieren de todo un equipo médico, donde el dolor ya se ha complicado o la enfermedad ya es muy grave. Pero hay lugares a donde se puede recurrir. En las clínicas del dolor intervienen muchos especialistas”.
¿Qué tan avanzada está una enfermedad cuando para el paciente ya es insoportable el dolor y acude al médico por este motivo en específico?
“En el sector público, donde no tiene que pagar dinero en su bolsa hay una resistencia cuando tiene estos síntomas raros. Ir al médico porque me duele la cabeza no cuesta tanto trabajo. La primera causa de consulta médica es el dolor. Tú no vas al médico si no te duele algo, así de simple”, responde.
Llamosa añade que “hay manifestaciones de dolores que son difíciles de platicar. El paciente primero piensa que está medio loco. ‘¿Cómo le voy a decir al doctor que me duele cuando me cae el agua, bañándome?’ O ‘si se lo digo a mi pareja, va a pensar que estoy loco’. Esta situación limita”.
Otra situación que limita es la manera en que vivimos. Una persona que está muchas horas sentada en su trabajo o en su casa con su familia -como ahora estamos- le dedica poco tiempo a buscar ayuda mientras la situación es más o menos llevadera, sin darse cuenta que esto impacta en otras áreas frente a la calidad de vida.
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Problema de salud pública
Las consecuencias de la no atención oportuna se reflejan en lo social y en lo económico, tanto para el paciente como para su familia, su entorno y para los organismos públicos de Salud.
“El dolor crónico y el dolor mismo impactan muy gravemente sobre la calidad de vida. El dolor a veces es intenso y sostenido y otras, es fluctuante pero ambas condiciones limitan las actividades diarias de la persona”, afirma Gloria Llamosa.
“Una persona que tiene dolor crónico puede faltar con más frecuencia a su trabajo; puede incapacitarse con más frecuencia o aunque esté presente en su trabajo, no rendir por el dolor crónico”.
“Hay muchos estudios que demuestran una tasa alta de jubilaciones prematuras, justamente por dolor crónico. Desde luego que el impacto no es solamente en la calidad de vida del individuo, sino también en la comunidad”, subraya..
Prevenir es fácil: queme sus calorías
Para la especialista, muchos de estos problemas no solo se tendrían que atender a tiempo, sino también prevenir y educar.
“La palabra clave es prevención. Las llamamos enfermedades crónicas no transmisibles porque no son contagiosas y se hacen crónicas porque tarde o temprano te matan prematuramente: diabetes, obesidad, hipertensión, algunos trastornos mentales, algunos actos neurológicos... ¿Todas estas afecciones pueden ser prevenidas? Claro que sí y fácil”.
“La obesidad. Si nosotros educamos desde pequeñitos al niño sobre qué debe y qué no debe comer y si los papás del niño sabe qué le debe ofrecer y qué no le debe ofrecer, vamos a ganar muchísimo”.
“Pero además, no sólo en comida se debe educar. Vamos a educar a moverse, a gastar lo que ya nos comimos”.
Y da un ejemplo. “Cuando yo era niña, en el recreo brincaba la cuerda. Te podías comer una chatarrilla pero ya te la habías gastado en la cuerda. Hoy nuestros niños están frente a una pantalla todo el día comiendo. ¿Qué les hace falta? Moverse”.
Señala que “es fácil de prevenir la obesidad y con ello disminuir la tasa de síndromes metabólicos y de diabetes, también en algún punto, la hipertensión, los accidentes cardiovasculares y algunos problemas neurológicos”.
“Otras prevenciones: No fumar para que puedas prevenir algunas formas de cáncer; la mujer yendo al médico periódicamente a hacerse mastografías, el papanicolau, pensando en prevenir cánceres que se pueden diagnosticar muy tempranamente; cambiar hábitos para mejorar la vida, no consumir alcohol, no consumir drogas y no automedicarse”, finalizó.
Datos:
- Dra. Gloria de Lourdes Llamosa García Velázquez
- Vicepresidenta de Ciencias Neurológicas de la Sociedad Mexicana de Neurología y Psiquiatría, A.C.
- Licenciada en Médico Cirujano con especialidad en Neurología Clínica por la
- Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
- Fundadora y encargada de la Clínica de Epilepsia del Hospital Central Norte (avalada por el Programa Prioritario de Epilepsia y por el Capítulo Mexicano de Lucha Contra la Epilepsia)
- Fue médico adscrito al servicio de Neuropediatría del Instituto Nacional de Salud Mental
- Durante más de 32 años ha impartido actividades docentes en diversas instituciones entre las que destacan Petróleos Mexicanos (PEMEX), UNAM y el Consejo Mexicano de Neurología A.C
- Miembro fundador y jurado calificador del Premio Nacional GSK-Fundsalud
- Investigadora desde hace más de 25 años
- Es miembro activo de diversas asociaciones científicas