CIUDAD DEL VATICANO.- El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, fue recibido por el Papa Francisco con los máximos honores en el Vaticano en aras de la “realpolitik”, mientras que a pocos centenares de metros, un nutrido grupo de manifestantes y de miembros de asociaciones kurdas desafiaron los rígidos controles de la policía para protestar contra su presencia. Quinientos agentes anti-terrorismo reforzaron a las fuerzas del orden locales que convirtieron a Roma en una ciudad blindada.
Erdogan y Bergoglio ratificaron su coincidencia en favor de “la necesidad de respetar el status de Jerusalén” como ciudad internacional, posición manifestada en dos coloquios telefonicos hace dos meses, después de que el presidente estadounidense Donald Trump decidió reconocerla como capital de Israel.
Segun el comunicado de la Santa Sede, otro punto en el que se reiteró común acuerdo fue el relativo a la acogida de los refugiados en el Medio Oriente.
El jefe de la Iglesia Católica conversó a puertas cerradas con Erdogan durante 50 minutos (tiempo superior al que normalmente dedica a personalidades internacionales), abordando muchos otros temas en los que ambos mantienen posiciones diferentes. Francisco habria reiterado su apoyo a los derechos de las minorías étnicas en Turquía, que incluye a los kurdos a la comunidad cristiana.
La semana pasada y a pocos días de la visita de Erdogan, el Vaticano prefirió callar de frente a la dura ofensiva lanzada por el gobierno de Estambul contra los kurdos, vencedores ante el autoproclamado "Estado islamico” en la región de Afrin, en la frontera con Siria , y que causaron la muerte de numerosos civiles.
Eran 59 años que un presidente turco no pisaba suelo del Vaticano. Es decir desde que Celal Bayor visitó a Juan XXIII, al inicio del establecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos Estados. El pontífice argentino ya había encontrado a Erdogan, en Ankara, EN 2014.
Erdogan llegó con un séquito de 16 personas además de su esposa Emine y su hija Esra, casada con el ministro de Energía, también presente.
El presidente turco donó al pontífice un cuadro panorámico de Estambul y un baúl común cuatro libros, entre los cuales “Mesnevi”, del mistico persa Yalal Rumi. A su vez Francisco regaló a su huésped un medallón de bronce “que representa un ange de la paz que estrangula al demonio de la guerra”, además de varios libros con sus encíclicas y documentos, junto con un grabado de la basílica de San Pedro.
Al retirarse Erdogan con su esposa, Bergoglio los acompañó hasta la puerta de la biblioteca y al despedirse, como hace con todos sus huéspedes y fieles que encuentran, les pidió: “recen por mi”, a lo cual Erdogan respondio: “nosotros también esperamos una oracion suya”.
El escueto comunicado del Vaticano, también hablo de “coloquios cordiales”, según la forma habitual
Mientras tanto, una serie de manifestaciones contra la visita del presidente turco se registraron a unos 500 metros del Vaticano, con carteles en los cuales se leían duras frases contra el líder turco tipo “Erdogan fuera”, “Erdogan verdugo”. El centro de la Ciudad Eterna quedó paralizado por la tarde, cuando el presidente turco se reunió con el jefe de Estado italiano Sergio Matarella, con el primer ministro Paolo Gentiloni y con un varias decenas de empresarios, rigurosamente sin la presencia de la prensa.
Efectivamente, como de costumbre en estos casos, se privilegian los intereses financieros, como en el caso de Italia que es el tercer socio de Turquía. Las protestas y las críticas sobre las violaciones de los derechos humanos en contra Erdogan son relegadas a un nivel secundario, así como los pedidos de varias partes, para la liberación de numerosos presos políticos.