Polémica en Nueva York: hallan túnel secreto en una sinagoga que conectaba con baño de mujeres

Una sinagoga histórica en Brooklyn, Nueva York, ha generado gran polémica luego de que en ella fuera hallado un túnel secreto que estaban construyendo de manera ilegal.

Según los reportes de la policía, el túnel fue diseñado para llegar a un baño ritual de mujeres abandonado, con la intención de "ampliar" la sinagoga y fue descubierto gracias a que los vecinos informaron el mes pasado que escuchaban ruidos sospechosos provenientes de debajo de sus casas.

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El descubrimiento del túnel llevó a que las autoridades intervinieran en el lugar lo que desencadenó caos y enfrentamientos entre la policía un grupo de hombres ortodoxos rebeldes, que intentó impedir el paso a los elementos, así como a los equipos de ingenieros para evaluar los daños de la propiedad.

Los momentos del tumulto fueron grabados en videos que se hicieron virales rápidamente en redes sociales.

Tras varias horas de disturbios, la policía arrestó a al menos una docena de hombres; diez de ellos enfrentan cargos por delitos menores, otro fue acusado de obstruir la administración gubernamental, y otro recibió una citación por alteración del orden público.

El líder de la sinagoga, el rabino Yosef Braun, condenó fuertemente la violencia, describiendo el intento de destruir la sinagoga como "alucinante", pero exhortó a la comunidad judía a distanciarse de estos actos y a mantener la paz.

Por su parte, el rabino Motti Seligson de Chabad-Lubavitch emitió una declaración explicando que el movimiento ha intentado obtener el control legal de las instalaciones a través del sistema judicial de Nueva York, pero el proceso se ha prolongado durante años. No obstante, condenó las acciones de los jóvenes, calificándolos como "extremistas".

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Finalmente, la sinagoga ha sido cerrada temporalmente en espera de una revisión de seguridad estructural. La comunidad judía local y mundial espera una pronta restauración de la santidad y el decoro del lugar sagrado.

Con información de Nadia A. Espejel | La Prensa