El ruido estremecedor del tren se escuchaba, el silbatazo retumbaba en los oídos de los pasajeros del autobús con número económico 7 de la línea Triángulo que se dirigían de las rancherías de la zona sur del municipio rumbo a León.
Algunos pasajeros no se dieron cuenta que el chofer del camión intentaba ganarle el paso al tren, otros sólo decidieron encomendarse a Dios y cerrar sus ojos para siempre, en cambio hubo a quienes la vida les regaló una segunda oportunidad y ahora en su piel y memoria llevan escritas las cicatrices de una tragedia que enlutó a la ciudad el 14 de enero de 1990.
Era un domingo por la mañana, daba principio la Feria de León, motivo por el cual familias decidieron tomar el autobús operado por Cecilio Ramírez; otras se dirigían a ir de compras, como fue el caso de una joven identificada como Teresa Navarro Ramírez, natal de la comunidad Jesús del Monte, que abordó el camión junto con su familia con la ilusión de comprar su vestido de novia. Otros pasajeros iban exclusivamente a vender sus productos.
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La familia Reynoso Bustos narra cómo vivió la tragedia
Como es el caso de una humilde familia perteneciente a la localidad de Sauz de Armenta, situada en el municipio de San Francisco del Rincón. se dirigían a la ciudad de León a vender frijol, quesos y carne.
Ellos siempre se levantaban temprano, acomodaban su mercancía y tomaban el primer camión para regresar temprano a su hogar.
El día de la tragedia la familia realizó el ritual de cada fin de semana, sin ningún presentimiento abordaron el camión Triángulo que salía de El Huizache, pasando por El Reparo, El Salto, El Sauz, El Lindero, después pasaba por Santa Rita y otros ranchos, por tal motivo el camión llevaba sobrecarga de pasajeros.
Llegando a lo que actualmente es el bulevar Hermanos Aldama, donde se encuentran las vías férreas, Ricarda se puso a su hija entre las piernas para admirar el tren, cuando de pronto se escuchó un fuerte golpe, la atmósfera se volvió color blanco y sólo observó que su mamá, la señora Herminia, salió disparada por la puerta del autobús.Narra que minutos después una persona se acercó al camión y realizó maniobras para rescatarla a ella y a su hija Graciela quien tenía 7 años de edad.
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A pesar de fracturarse un pie, a la señora Ricarda le preocupaba más saber del paradero de su mamá así es que se dio a la tarea de buscarla.
Comenta que durante el recorrido pudo observar cuerpos, mercancías y parte de la carrocería regada por la vía, por lo que le fue casi imposible reconocerla pues su madre estaba bañada en sangre por diversos golpes que sufrió en su cabeza.
La señora Herminia duró mucho tiempo sin caminar a causa del accidente y hasta la fecha batalla para recordar aquel triste momento lleno de angustia y desesperación.
Con un brillo especial en sus ojos, estas sobrevivientes ven la vida como un milagro y una oportunidad de vida ya que a pesar de haber sufrido un terrible accidente salieron como unas guerreras con el apoyo de todos sus seres queridos.
Sobrevivió "El Pulquero"
Otro sobreviviente es el señor , él también abordó el camión en Sauz de Armenta. Debido a que en el accidente recibió golpes internos en el estómago y cabeza, perdió la memoria.
Sólo recuerda que el trágico domingo abordó por la mañana el camión que lo llevaría a León, él se bajaba pasando la vía para después irse a los campos El Beleño a vender el pulque que elaboraba. Acompañado de sus cántaros quedó sentado justo atrás del chofer en un bote color blanco.
Cecilio, el conductor, se encontraba en estado inconveniente, aseguran que toda la noche se la pasó tomando y no había dormido, al parecer el joven regularmente manejaba a exceso de velocidad y no era la primera vez que desafiaba a la locomotora.
Jesús comentó que el día del accidente había sobrecupo en el transporte y al momento de querer pasar le ganó el peso de tanta gente y el camión se quedó en medio de las vías mientras las personas con desesperación gritaban “viene el tren”.
Ya era demasiado tarde, la locomotora arrastró al autobús hasta detenerse alrededor de unos 300 metros.
Don Jesús fue rescatado por un familiar que en ese momento fue testigo del accidente porque se encontraba esperando un camión que lo llevara a Jesús del Monte, él lo socorrió y gracias a este oportuno rescate le salvó la vida. Algunas personas llegaron a pensar que “El Pulquero” había muerto.
Las secuelas del accidente cobraron factura en el cuerpo del señor, sin embargo él muestra con orgullo las cicatrices que son y serán parte de una historia que estremeció a todos los habitantes de León y comunidades aledañas.
Desde afuera
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Tres hermanas, no olvidan “el trenazo”, ese terrible accidente lo describen como un suceso desgarrador y triste.
Maximina vive enfrente de donde ocurrió el atropello y ella relata que ese domingo regresaba del mercado cuando acababa de pasar el accidente. Para poder llegar a su hogar tuvo que pasar por debajo del tren, dice que el camión estaba pintado de sangre y por donde el tren arrastró al camión había pedazos de carne regados, cuerpos y mercancía.
Decenas de curiosos se acercaron al lugar, algunos con morbo, otros con la intención de ayudar y otros para tomar las pertenencias de los pasajeros.
Por su parte las señoras Silveria y Quirina mencionaron que lo que ahora es un hogar para personas en situación de abandono, años atrás fue una capilla hecha en memoria de las víctimas de 1990.
Aquel lugar fue el escenario donde 36 personas perdieron la vida y más de 40 resultaron lesionadas.
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El “ángel” que ayudó a la señora Herminia y otras víctimas
El señor José Rangel
Cuando llegó al lugar de los hechos se encontró con una imagen desgarradora, dice: “Lo primero que vi fue una señora tirada, la cual la tomé y la senté, estaba fracturada de un tobillo, después estaba un señor que de momento no lo conocí pero resulta que por coincidencias del destino eran de mi rancho, yo pertenezco a Sauz de Armenta”.
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El señor Rangel pidió auxilio a la central donde pertenecía y por órdenes del Gobernador se ordenó que mandaran todo tipo de unidades de emergencia para el apoyo ya que se hablaba de un aproximado de 80 personas lesionadas.
De entre tanto lesionado recuerda que rescató a la señora Herminia y nunca olvidará a una joven mujer que durante su labor de salvamento lo tomó de la mano y le decía “no me sueltes”, mientras no dejaba de salir sangre de su boca.
El reportero que cubrió la nota
“Mucha sangre, mucho dolor, llantos de niños y mujeres… algo muy estremecedor, un desfile de muertos en el piso, gente en agonía”, esta es la respuesta de Manuel García Gallegos tras cuestionarlo sobre su primer recuerdo del accidente.
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Fue un momento de desesperación, pues comenta que no había el equipo necesario para atender a las personas lesionadas, faltaba equipamiento, camillas y ambulancias para trasladar a heridos a hospitales.
Fue un hecho que rebasó la demanda, que la gente y los hospitales no pudieron atender ni en camillas ni en atención médica, es lo que recuerda.
Este accidente marcó la vida de Gallegos como reportero.